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El lunes hablaremos de política, no de cuentos chinos

Eduardo Van den Eynde, portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Cantabria

 

Este próximo lunes se celebrará en el Parlamento de Cantabria el Debate de Orientación Política del Gobierno que, en esta ocasión, marca el ecuador de la legislatura del gobierno del Partido Popular presidido por Ignacio Diego.

Hace dos años que los ciudadanos de Cantabria decidieron un cambio histórico, dando por primera vez la mayoría absoluta a un partido para conformar gobierno y, con ello, la enorme responsabilidad de gestionar nuestra región en un momento de una especial dificultad.

Que no iba a ser fácil gobernar la comunidad en medio de una crisis global que afecta tan gravemente al conjunto de España era previsible. Menos evidente era la situación real de las cuentas públicas - absolutamente desastrosa - que el gobierno de Revilla había intentado ocultar por el nada sutil método de guardar las facturas en los cajones y ocultar a la Intervención General del Estado las deudas no consolidadas de parte del entramado público empresarial.

Lo que aquel Gobierno vendía como una región "saneada, dentro de lo posible en un contexto tan adverso", ha acabado siendo como la mansión de la película "Esta casa es una ruina", a la que se mudaba aquella pareja porque parecía la casa de sus sueños, y acababa siendo la peor de las pesadillas, porque sus cimientos de caían a trozos.

La política es así de ingrata, y mientras que el actual Gobierno apagaba y sigue apagando fuegos en cada rincón de la administración, con la inestimable oposición de los mismísimos pirómanos, otros se pasean por las televisiones explicando a los líderes mundiales, en una "pizarruca", cómo hay que hacer para salir de la crisis global, que es algo así como ver a un calvo vendiendo el crecepelo milagroso.

La mala noticia es que, entre mentiras y medias verdades, la situación era mucho más grave de lo previsible, la buena es que tras dos años de gestión eficaz, responsable y, en muchos aspectos impopular, la situación comienza a mejorar de forma considerable. Se ha garantizado la sostenibilidad de los servicios públicos, que estaba seriamente comprometida, aunque al hacerlo no haya habido más remedio que exigir un notable esfuerzo a los ciudadanos en su conjunto, y a los empleados públicos de forma muy especial. Sin su generosidad y su empeño, habría sido imposible.

Que la situación es mucho mejor hoy que hace dos años, especialmente desde el punto de vista del equilibrio de los gastos y los ingresos públicos, es un hecho objetivo, como lo es que se están garantizando unos servicios básicos que habían llegado a estar en el abismo de la quiebra; la situación es objetivamente mejor, aunque tampoco debemos olvidar que sólo a pagar los intereses de la deuda acumulada en los últimos ejercicios del Gobierno de Revilla (más de 2.000 millones de euros) dedicamos la tercera partida de nuestro presupuesto de gasto (sólo por detrás de la Sanidad y la Educación).

Los que hemos tenido el triste privilegio de conocer con cierto detalle cómo se ha gestionado esta región durante la etapa socialista-regionalista coincidimos en que no se podían haber hecho las cosas peor, aunque sí que se podrían haber hecho más baratas; porque para tener Valdecilla y el conjunto de las obras públicas paralizados, para tener a los pasajeros de los trenes con la meseta caminando por la vía a la búsqueda de un autobús de auxilio, para tener las facturas de la Sanidad en cajones y sin pagar, para no impulsar ni un solo proyecto industrial (salvo el desastroso GFB, hoy en los tribunales), o para no poner en marcha ni un solo proyecto energético (porque la chapuza del concurso eólico la echan atrás los tribunales), no hacía falta endeudar a generaciones de cántabros. Si malo es gastar lo que no se tiene, peor es gastárselo en no se sabe qué.

Hoy la situación, tras dos años de reformas y medidas estructurales imprescindibles, está mejor, pero no lo está para los miles de ciudadanos que buscan empleo, ni para las miles de familias que viven en una economía de subsistencia. Para eso hace falta recuperar la senda del crecimiento, y el Gobierno, en sólo dos años, ha conseguido contener la hemorragia de recursos públicos, recuperar la sensatez, la seguridad jurídica, y garantizar la sostenibilidad, pero queda mucho por hacer.

Este lunes el Presidente rendirá cuentas, de forma detallada, de todas las medidas puestas en marcha durante este periodo y que son los cimientos sobre los que construir el futuro. Ni quiero ni debo desgranarlas yo en esta tribuna, ese no es mi cometido. Pero lo que sí puedo anunciar es que son muchas y afectan a muchas áreas.

No habrá conejos en la chistera, ni anuncios de proyectos del siglo o del milenio, (para vender crecepelo ya tenemos ilustres charlatanes), sino un trabajo riguroso para comenzar a revertir una situación que había devenido insostenible. Cantabria no tendrá dos Aves, como nos anunciaban cada junio de cada año, pero la gente llegará a Madrid más rápido y sin hacer parte del trayecto a pie con las maletas. Tampoco seremos en el centro del universo, pero tendremos una magnífico hospital público acabado y con los mejores recursos técnicos y humanos, y así, una larga lista.

En el debate del lunes hablaremos de políticas reales, no de cuentos chinos.

 

Tribuna de opinión publicada el 23 de junio de 2013 en El Diario Montañés

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