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Cosmética progresista en la política fiscal de Cantabria

Ana Madrazo, diputada nacional del PP por Cantabria

"Al final la subida de impuestos la pagaremos los de siempre, las clases medias y trabajadoras que pagamos una y otra vez las consecuencias del fracaso de las políticas económicas socialistas".

 

Primero vino el restablecimiento del Impuesto de Sucesiones en Cantabria, más tarde nos anunciaron una subida del Impuesto sobre el Patrimonio, que apenas duró un año, porque el propio Zapatero anunció la supresión de este impuesto y ahora el Gobierno PRC-PSOE, una vez que "parece" que al fin se han puesto de acuerdo, nos anuncian nuevas subidas de impuestos a los cántabros.

El consejero de Economía de Revilla nos dice ahora que "los que más tienen deben pagar más para que todo el mundo tenga acceso a los servicios públicos" y se propone aumentar la tarifa autonómica del Impuesto sobre la Renta, para rentas superiores a 67.000 euros.

Dejando al margen la escasa capacidad recaudatoria y redistributiva de una medida fiscal de este tipo, lo primero que hay que aclarar es que el Gobierno de Revilla nos está intentando engañar, una vez más, con una operación publicitaria de 'cosmética progresista'. No es cierto que vayan a pagar más los que más tienen sino los que más declaran por sus rentas del trabajo (en definitiva, por la nómina controlada por Hacienda), que es una cuestión bien distinta y que no tiene nada que ver con un reparto equitativo de las cargas tributarias.

Es necesario que la opinión pública conozca la verdad y la realidad es que las grandes fortunas no tributan a través de una nómina declarada en el Impuesto sobre la Renta y que la Hacienda Pública controla con facilidad, sino por medio de sofisticados sistemas de inversión y entramados societarios, que nada tienen que ver con este impuesto.

Esta subida del IRPF es otra gran mentira disfrazada de progresismo y supone, además, penalizar las rentas del trabajo con una mayor cualificación profesional, lo que a la larga podría suponer una 'fuga' de talentos de nuestra comunidad, con el agravante de que los cántabros seremos unos 'ricos mas pobres' que en el resto de comunidades que han decidido adoptar medidas similares, ya que en ellas la línea divisoria de rentas, que decide quién es rico y quién pobre, es prácticamente el doble que la nuestra. ¡Qué poca coherencia señores!

Es una medida fiscal con la que los gobiernos central y regional quieren hacerse un lavado de imagen por los tijeretazos sociales llevados a cabo durante 2010: congelación de las pensiones, bajada del sueldo a los empleados públicos y abaratamiento del despido.

Hay otra medida, anunciada por el consejero de Economía de Revilla que ha pasado más desapercibida pero que tendrá mucha más repercusión recaudatoria en el bolsillo de todos los cántabros y es la referida al Impuesto de Matriculación. Esta subida de impuestos viene unida a la que ya se aplica desde el mes de julio en la compra de nuevos vehículos automóviles (del 16 % al 18 %) lo que encarecerá aún más su adquisición, afectando además a la competitividad de nuestro sector de la automoción, que está sufriendo con especial virulencia los efectos de la actual crisis, con caída de sus ventas y consecuente pérdida de puestos de trabajo.

A todo esto debemos añadir la desaparición de la deducción por adquisición de vivienda anunciada por Zapatero, una de las pocas rebajas fiscales que nos veníamos aplicando la mayor parte de los cántabros. Con los nuevos límites de renta para poder aplicarse esta deducción, los españoles, y por supuesto los cántabros, que adquieran su vivienda a partir de 2011, verán desaparecer este beneficio fiscal, que suponía una media de 800 euros anuales.

Con una tasa de paro juvenil que supera el 40 %, no parece esta la mejor forma de ayudar a los jóvenes a iniciar un nuevo proyecto de vida, independientes de sus padres.

En definitiva, nuevas subidas de impuestos que se unirán a las que ya hemos padecido a lo largo del año 2010: supresión de la deducción de los 400 euros, supresión del cheque bebé de 2.500 euros, aumento de tributación de las rentas del ahorro, y ¡cómo no! la subida de los tipos de IVA.

Al final la subida de impuestos la pagaremos los de siempre, las clases medias y trabajadoras que pagamos una y otra vez las consecuencias del fracaso de las políticas económicas socialistas, pagando los platos rotos del despilfarro de dinero público, de la falta de austeridad presupuestaria y de una gestión económica poco seria y absolutamente irresponsable, donde priman los intereses electorales sobre el interés general. En materia de impuestos a los cántabros nos sobra 'cosmética progresista' y nos falta una política fiscal seria, con fundamento, que tenga como objetivo aumentar la competitividad de nuestras empresas, con capacidad para generar riqueza económica y empleo, proporcionando un mayor bienestar a los cántabros.

 

Tribuna de opinión publicada el 18 de octubre de 2010 en El Diario Montañés

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