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Un cambio real de tendencia para un futuro mejor

Javier Puente Redondo, diputado nacional del Partido Popular por Cantabria

 

El Gobierno de la Nación presidido por Mariano Rajoy ha cumplido su tercer año de legislatura. Llega el momento de realizar un balance sereno y sin euforia, que vaya más allá de posturas extremistas o de anuncios populistas e irresponsables, sobre cómo estábamos antes y cómo nos encontramos ahora.

A finales de 2011, cuando el Partido Popular ganó las elecciones generales, todos los indicadores y analistas coincidían en subrayar el estado crítico de la economía española. España era "el enfermo de Europa", con una dramática pérdida de puestos de trabajo, un déficit que se situaba por encima del 9 por ciento, una prima de riesgo que nos asfixiaba cada día un poco más, un sistema financiero al borde del colapso y una economía a punto de ser rescatada por las instituciones monetarias internacionales. Las hemerotecas siempre estarán ahí para recordárnoslo.

Para afrontar esta grave situación el Gobierno del Partido Popular, avalado por los votos de once millones de electores, comenzó a poner en marcha el mayor programa de reformas de nuestra democracia: una reforma laboral para poner fin a la destrucción de puestos de trabajo y facilitar la creación de empleo; una reforma financiera para afianzar nuestro sistema bancario; una reforma de las Administraciones Públicas basada en un estricto programa de austeridad. Y junto a todo ello la mejora de nuestro marco regulatorio, la supervisión y el entorno empresarial; y diferentes reformas de impulso a la competitividad en sectores como infraestructura y transporte, telecomunicaciones, energía y medio ambiente.

Los resultados de estas reformas ya se dejan ver, en algunos aspectos con gran intensidad y en otros ámbitos todavía en sus inicios. A finales de 2011 el paro aumentaba a un ritmo del 7,5% anual y hoy baja un 5,9% al año; hace un año la economía caía el 1,2% y hoy crece el 1,3%; cuando el Partido Popular llegó al Gobierno de la Nación la afiliación a la Seguridad Social disminuía el 2% y hoy se incrementa ese 2%. En suma, si antes éramos el país con mayor destrucción de empleo de Europa hoy somos el que más empleo está generando.

Tal realidad nacional es plenamente aplicable al caso de Cantabria. Bajo el liderazgo del Gobierno presidido por Ignacio Diego se acometió un extenso programa reformista basado en la austeridad institucional, la colaboración con el sector empresarial, la atracción de nuevas inversiones industriales, la apuesta por las pymes y el fomento del emprendimiento. De manera gradual se ha conseguido la inclusión de fondos estatales para la financiación del hospital Marqués de Valdecilla, se ha reactivado la Autovía del Cantábrico entre Solares y Torrelavega y comenzado a proceder a la mejora de la conexión ferroviaria con la Meseta, se ha obtenido la cesión del edificio del Banco de España y la financiación estatal por primera vez de la Autovía del Agua, así como la consideración a las industrias de Cantabria en el nuevo marco fiscal para la energía y el medio ambiente.

Y hoy ya se perciben los resultados de esta actuación. La economía cántabra ha crecido durante cinco trimestres consecutivos, algo que no ocurría desde el año 2007; nuestro PIB se incrementa a un media del 1,3% en términos interanuales, con una destacada aportación de los sectores de industria y servicios. Y lo que es más importante: este crecimiento se sustenta en un modelo productivo y no a costa del crecimiento de la propia Administración Pública y del bolsillo del contribuyente como ocurrió en el pasado.

Es verdad que todas estas cifras son contundentes y difícilmente contestables. Pero detrás de los datos fríos estamos las personas, los españoles, cuya responsabilidad y esfuerzo colectivo nos ha permitido dar un giro de 180 grados. Personas que han encontrado un puesto de trabajo y que han visto que sus ahorros están hoy garantizados; ciudadanos que en 2015 vamos a beneficiarnos de una significativa rebaja en los impuestos; vecinos que observamos el gradual saneamiento de las cuentas de sus Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Queda mucho por hacer y muchos logros por conseguir. Los datos de paro están ahí, pero las previsiones contemplan que España crecerá más de un 2% en 2015, una cifra por encima de la zona euro y de la media de la Unión Europea, lo que permitirá un sensible incremento del empleo. Tenemos que seguir avanzando. Porque la sociedad española no puede permitirse volver a incurrir en errores del pasado que sólo conducirían al aumento del gasto público, al desequilibrio presupuestario, a la subida de impuestos y al descrédito ante las instituciones internacionales.

Los respectivos liderazgos de Mariano Rajoy e Ignacio Diego deben permitir que consolidemos este progreso económico y traslademos sus positivos efectos al conjunto de los ciudadanos; y han de posibilitar que garanticemos los servicios públicos con unos menores costes económicos, mejoremos los niveles de eficacia de las Administraciones Públicas, respetemos los compromisos de estabilidad presupuestaria, avancemos hacia un modelo fiscal más equitativo y favorable al crecimiento y profundicemos en un sistema productivo basado en la competitividad y apertura internacional.

España es un gran país. Contamos con líderes mundiales en todos los sectores. Volvemos a ser respetados en las instituciones internacionales. Me sumo a lo expuesto recientemente por nuestro Presidente del Gobierno: la España de 2015 va a ser mejor que la España de 2011. En nuestras manos está consolidarlo.

 

Tribuna de opinión publicada en El Diario Montañés el 30 de diciembre de 2014

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