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Discurso de Ignacio Diego como candidato a la Presidencia del Partido Popular de Cantabria

La jornada matutina del 11 Congreso Regional ha finalizado con la intervención del candidato a la presidencia del Partido Popular de Cantabria, Ignacio Diego, quien ha presentado su proyecto y su equipo.

 

INTERVENCIÓN DEL CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DEL PARTIDO POPULAR DE CANTABRIA:

Amigas y amigos del Partido Popular:

Quiero comenzar haciendo un agradecimiento al excelente trabajo realizado por el Comité Organizador de este Congreso, los que hoy son Mesa del Congreso, y especialmente a su presidente, Santi Recio, amigo entrañable. Y a todo el personal de la Sede, mis compañeros de trabajo, con los que día a día he compartido durante ocho años una apasionante labor. Gracias también por vuestro trabajo en todo momento.

Gracias a las palabras de todos los que han intervenido antes que yo en esta tribuna.

El orgullo de Iñigo por su ciudad, su labor y la de su equipo de gobierno en el Ayuntamiento es orgullo compartido. Orgullo por tu amistad y por tu acertado trabajo en bien de Santander y del Partido Popular.

A Diego Movellán, presidente de Nuevas Generaciones durante siete años, es mi agradecimiento a toda la organización de jóvenes que aportan su inquietud y su nueva savia, necesaria para la permanente renovación del partido.

A nuestra tesorera, María José, por su responsable y leal labor en bien del partido.

A Isabel Urrutia, nuestra presidenta del Comité Regional del Comité de Derechos y Garantías. Siempre firme, siempre dulce.

A ti Eduardo, nuestro elocuente, convincente, claro, Portavoz en el Grupo Parlamentario.

A ti, Eduardo, mi buen amigo, con quien desde hace largo tiempo, en el Ayuntamiento, en el Partido y en el grupo Parlamentario, he compartido tantos momentos, unos buenos y otros mejores.

María José, alma del Partido Popular de Cantabria. Corazón de esta Organización. Aplastante sentido común, inagotable trabajadora, fiel a tus firmes convicciones a las que nunca renuncias. Nunca alcanzaré a darte las gracias por el mérito que tienes en los éxitos organizativos y electorales del Partido Popular de Cantabria. Ese partido para el que vives las 24 horas del día. Y por encima de tdo, gracias por tu lealtad y tu amistad.

Y gracias sinceras y emocionadas a todos los que estáis aquí y a otros muchos que hoy no han podido compartir este trascendente momento del Partido de nuestra tierra, porque realmente sois vosotros los que le hacéis grande, fuerte, vencedor y útil a Cantabria, que es el fin que todos compartimos.

Me siento enormemente ilusionado al presentarme de nuevo ante vosotros para solicitar que me permitáis, una vez más, coordinar el esfuerzo de esta gran organización de ciudadanos de Cantabria, para cumplir con importantes responsabilidades en los próximos años.

Estoy orgulloso de todas y cada una de las personas con las que comparto proyecto en nuestro Partido Popular. Formáis una fuerza democrática ejemplar, magnífica, llena de fe en el futuro y convencida de que las cosas se pueden hacer bien, en provecho de nuestra región y de nuestro país.

Os pido la confianza porque me siento repleto de energía para llevar a cabo nuestro compromiso con los ciudadanos de Cantabria. Me faltan horas en los días para poner en marcha todo aquello que es necesario y oportuno, para acelerar la salida de esta crisis económica tan larga, tan terrible y tan pertinaz.

Porque nuestra sociedad va a vencer a la crisis y va a crear un nuevo periodo de prosperidad. Ganaremos la batalla a la crisis, no tengáis ninguna duda. Yo no la tengo.

Me presento con el aval de que siempre he apostado por nuestra unidad, por la cohesión del Partido Popular y por la demostración de que nosotros somos una fuerza política seria, ordenada, organizada, donde la mayor lealtad se la debemos al proyecto, y no a los personalismos.

El año pasado, fuimos los depositarios de un caudal de esperanzas sociales como nunca se había visto en la etapa democrática. Conseguimos un triunfo espectacular en las elecciones municipales, ganando incluso en Ayuntamientos que históricamente no se nos habían dado bien. Conseguimos la mayoría absoluta en el Parlamento de Cantabria, logrando que por fin la mayoría de las urnas se hiciera mayoría de gobierno. Y conseguimos 4 diputados al Congreso en las elecciones generales de noviembre.

Los ciudadanos eran conscientes de la necesidad del cambio, y nos eligieron para desarrollarlo.

Todos estos resultados son mérito vuestro, de los afiliados y los simpatizantes del Partido Popular de Cantabria, de vuestra labor y presencia social. Los directivos de la organización solamente hemos tratado de representar esas energías de cambio lo mejor posible, procurando tomar las mejores decisiones en nuestro espacio de responsabilidad, intentando estar a la altura del sentimiento ciudadano.

Pero el mérito del resultado es vuestro y de vuestro trabajo, y así se tiene que reconocer. Otros partidos son capillas cada vez más pequeñas; pequeñas élites de personas pegadas a los sillones como lapas a las rocas.
Nosotros somos un movimiento ciudadano por el cambio, y cada vez seremos más. Porque no hay más salvación que el cambio. No hay más solución que el cambio. Y solo tenemos dos alternativas como región y como país: o cambiar, o cambiar.

Nuestro trabajo apenas ha comenzado en 2011, con las capacidades institucionales que los ciudadanos libremente nos otorgaron en las urnas.

Sabemos lo que queremos hacer, y sabemos también que el camino no es nada fácil. Pero nunca dijimos que fuera fácil, solamente dijimos que era el camino, y que no había otro mejor.

Y sigue sin haberlo. ¿Alguien piensa que hoy estaría mejor España o Cantabria con el PSOE o con el PRC? Sería el desastre al cuadrado o al cubo. ¿Cuándo pensaban decirles a los cántabros que tenían más de 260 millones de euros de facturas sanitarias guardadas en un cajón?

Y ¿quién piensa que ellos no habrían emprendido unos ajustes brutales para tratar de corregir su propio despilfarro de dos legislaturas? De hecho, ya aprobaron uno, mucho mayor que el actualmente en trámite, y lo mandaron a Madrid. Pero no se atrevieron a publicarlo porque faltaban dos meses para las elecciones regionales.

Nosotros hemos aprobado un Plan de Reequilibrio Financiero que suma 157 M€ en duros esfuerzos, pero ellos socialistas y revillistas, aprobaron uno con 271 M€, es decir, casi el doble que el nuestro.

Eso es lo que ellos tenían escrito: no la tijera, sino la motosierra. Y la guardaron en el cajón para que no trascendiera hasta después de las elecciones.

Esos 271 M€ de esfuerzos y sacrificios es lo que pretendían aplicarle a los cántabros, conscientes del desbarajuste que habían organizado y de las barbaridades que habían hecho. Pero por egoísmo, una vez más, y por falta de responsabilidad lo guardaron, también eso, en el cajón.

Así que en el fondo creo que están muy contentos de haberse ido a la oposición, porque de ese modo ya no se tienen que enfrentarse a lo que ellos mismos causaron. Sí, porque era un mal rato para ellos el que todos estos supuestos progresistas recortasen a conciencia, como lo habían planificado, la sanidad, la educación y la atención social. Se iban a quedar sin discurso para los próximos cien años, un camino que ya habían empezado al bajar el sueldo a los profesores y los médicos en 2010, al duplicar el copago a los residentes en las Residencias de la Tercera Edad, o suprimir las ayudas a las madres y a la compra de libros para los niños, o tantas otras cosas.

La derrota les dejó pálidos, pero les evitó ponerse colorados. Y, ya que hablamos en código de colores, también les impidió seguir poniéndose morados. Porque el despilfarro era descomunal. Pero no os preocupéis, que eso ya se terminó para siempre.

Por tanto, ahora mismo no hay alternativa real al programa del Partido Popular. Lo único que hay es la queja, pero no hay soluciones alternativas a las reformas económicas y administrativas que estamos abordando por necesidad y por responsabilidad.

Y ahora, nos dicen con la boca pequeña, que quieren dialogo y consenso. Lo dice Rubalcaba y lo dicen en Cantabria. Pero ellos con la misma irresponsabilidad que gobernaron, ahora están haciendo la oposición.

Ellos son los causantes de la crítica situación económica por la deuda con los bancos, de la deuda con proveedores no reconocida, el desbocado déficit, los muchos compromisos irresponsables.

Ahora que nosotros por el bien de España y de Cantabria, no por voluntad, sino por necesidad, pretendemos corregir la situación, con nuestros planes de sostenibilidad económica y con reformas estructurales imprescindibles, ahora ellos siguen en su actitud irresponsable y antipatriota.

Dicen con la boca pequeña estar dispuestos al dialogo y al acuerdo, pero a la vez se atreven a llevar al Tribunal Constitucional nuestros Planes de Ajustes y nuestras Reformas.

Hablan de dialogo a la par que incitan a sus seguidores a tomar las calles, negándose a aceptar la voluntad mayoritaria de los españoles, recientemente expresada en las urnas.

Y utilizan el seguidismo de algunos, que en los ocho años de gobierno de Zapatero y de Revilla habían estado callados y sumisos, conscientes en muchas ocasiones del desastre que las políticas de ambos nos llevaban a la ruina, y a pesar de ello estuvieron callados. Hoy salen a las calles.

Eso es irresponsable y antipatriota. Lo afirmo aquí y lo haré en el Parlamento si se requiere.

La gente apostó justamente por nosotros con una energía inusitada, y lo hizo porque sabía que nosotros éramos la mejor oportunidad del país, de la región y de los municipios. Los españoles, los cántabros, saben que esta crisis nos obliga a cambiar la mentalidad y la manera de funcionar. Y saben también que solo el Partido Popular tiene la voluntad de que ese cambio se realice de la mejor manera posible, con eficacia y al mismo tiempo con sensibilidad social.

En este esfuerzo, debemos colaborar todos. Hay que seguir siendo un partido de diálogo y de explicación. Un partido con programa, con análisis de las situaciones, con fórmulas prácticas para afrontar los problemas. Un partido con sentido de la responsabilidad, no un partido testimonial ni demagógico.

Las ponencias que se han defendido en este Congreso regional demuestran la vitalidad y la renovación constante de nuestro partido, su deseo de elevar el nivel de participación democrática, su voluntad de proteger los valores sociales, y su intención de impulsar reformas positivas y trascendentes para el futuro de Cantabria y de España.

Estamos comprometidos con la nación y comprometidos con Cantabria.

En los próximos años, nuestro partido demostrará con hechos su firme compromiso ético en una situación de crisis.

Porque son nuestras políticas las que salvarán la sanidad y la educación públicas, no las políticas del déficit astronómico ni del despilfarro en gastos corrientes.

Son nuestras políticas las que salvarán la atención social y la capacidad para pronto volver a invertir en infraestructuras.

Son nuestras políticas las que darán nuevas oportunidades a los emprendedores, a las pymes, a los comerciantes, a los autónomos y, por tanto, a los miles de desempleados que rezan cada noche para que el Partido Popular acierte con su política económica.

Porque no hay programa suplente ni programa alternativo. No hay 'me salgo del euro', no hay 'tengo el déficit que me dé la gana', no hay 'subo los impuestos hasta ahogar a las empresas y los hogares'.

El Partido Popular de Cantabria es la única fuerza que puede hacer que sobrevivamos como autonomía. Con otro Gobierno menos serio y menos responsable, como el que nos precedió, ya estaríamos intervenidos, y nuestra autonomía se habría reducido a algo nominal y decorativo.

Teníamos un jefe de gobierno que era un cuentacuentos. Ahora tenemos un jefe de la oposición que es un vendecuentos. Siempre la misma realidad en común: los cuentos.

Ojalá se hubieran ocupado más de las cuentas que de los cuentos, más del dinero de los cántabros que de las orgías de despilfarro de las empresas públicas.

Por eso, verdaderamente, el Partido Popular es la única fuerza que puede hacer que nuestra economía camine hacia un nuevo modelo productivo, basado en las fortalezas de la comunidad y sorteando las debilidades.

Y, por tanto, somos los que proponemos un horizonte de trabajo y de esperanza. Otros solamente ponen el NO. Pero quiero deciros algo muy importante: su premio por el NO será cero; el que no arrime el hombro y no colabore, a ese, el elector de Cantabria le va a poner una cruz muy grande y para siempre por irresponsable.

Y esto incluye la situación municipal. El Partido Popular de Cantabria tiene una gran misión no únicamente en la escena autonómica, sino también en los ayuntamientos. Hoy tenemos alcaldes no solo en la mayoría de los municipios, sino por añadidura, en los más grandes municipios: Santander, Torrelavega, Camargo, Castro-Urdiales, Piélagos, Astillero, Santoña, Los Corrales de Buelna, Laredo, Medio Cudeyo, Santa María de Cayón, Cartes, Cabezón de la Sal, etcétera.

Por tanto, debemos impulsar la nueva manera de trabajar en las administraciones municipales para poner en marcha las reformas que se necesitan en este momento. El programa del Partido Popular ha sido pionero; y no solo el programa, sino también la gestión del Partido Popular allí donde ha tenido responsabilidades, como en Santander.

Una parte muy importante de las reformas pasa por hacer más ágiles y más eficaces todos los niveles de la administración: el central, el regional y el municipal. En el ámbito de los ayuntamientos, hay que reforzar todas las estructuras de cooperación, compartir servicios y costes, diseñar las actividades pensando en su sostenibilidad en el tiempo, y que no pueden suponer para los vecinos unas cargas fiscales más allá de lo justo y razonable.

Inflado por la burbuja inmobiliaria, el Estado quería estar en todas partes y hacerse ubicuo con su presupuesto en todas las esferas de la sociedad. Ahora tendrá que ser selectivo, atender preferentemente a aquello que es fundamental para el interés público, y dejar el resto del campo libre a la iniciativa de las personas, de los emprendedores y de las empresas.

Unos servicios públicos bien gestionados, que garanticen la igualdad de oportunidades y la solidaridad social, este es el primer punto.

Y a continuación el segundo: unas reglas de juego para la libertad de la iniciativa privada, de los creadores, de los que tienen ideas y proyectos y solo necesitan seguridad jurídica y un entorno amable, y que pueden aportar mucho también con su colaboración a objetivos públicos de fomento de la economía.

El Partido Popular cree en las personas y se compromete con ellas. No pensamos que una élite de manirrotos y demagogos sirva a la sociedad mejor que unos gobiernos que ponen sentido común en las administraciones y animan a las personas a tomar la responsabilidad creativa en sus vidas. El Estado tiene que ser siempre un estado de funcionarios, de profesionales del servicio público; pero un país no puede ser un país de funcionarios, sino que tiene que ser un país de emprendedores. Porque si no es así, no podrá competir con otras economías más dinámicas y eficientes, y al final no hay ni mercado ni estado.

Nosotros tenemos una idea muy clara de Cantabria. Sabemos en qué áreas estratégicas tenemos que invitar precisamente a la iniciativa social a ejercer su libertad y su compromiso de futuro, para abrir una etapa de inversión, empleo y prosperidad.

Tenemos también una idea muy clara de la responsabilidad que nos corresponde respecto a grandes servicios públicos esenciales, como la sanidad, como la educación, como la atención a los desfavorecidos, como el fomento de ciertas infraestructuras y equipamientos, y como el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, a los ganaderos y pescadores, a los comerciantes, a los autónomos.

Todo ello está recogido en las ponencias que se debaten en este congreso regional del Partido Popular. Yo lo asumo muy gustosamente como candidato a Presidente, y no puede ser de otra manera, porque constituye el desarrollo y la actualización del ideario político que siempre hemos venido defendiendo en Cantabria.

La primera vez que fui elegido Presidente del partido, lo hice con la vocación de seguir fortaleciendo un activo fundamental de nuestra organización, que es su cohesión interna y su unidad. Y hoy podemos mirar atrás y decir con orgullo que, a pesar de los años pasados en unas duras condiciones de oposición, nunca la unidad del partido se resintió, y siempre esa unidad se tradujo en una amplia confianza de los ciudadanos en nuestra credibilidad política.

Porque, incluso en esos años, seguíamos siendo el partido más votado, con diferencia, tanto en las elecciones municipales y en las autonómicas como en las convocatorias de elecciones nacionales en nuestra circunscripción.

Desde hace casi 20 años, somos la fuerza claramente mayoritaria de Cantabria y eso quiere decir que estamos más cerca del pensamiento y del sentimiento de la sociedad cántabra que otras opciones políticas.

Nuestra unidad y nuestra coherencia tienen mucho que ver con ese registro electoral tan elevado. Los presidentes que me precedieron realizaron una labor encomiable para hacer que nuestro partido, como gran referente de agrupación de aquellas que durante la transición política habían sido diferentes sensibilidades democráticas, fuera un crisol de convergencia de proyectos y de esfuerzos.

Esa tradición de unión, de generosidad personal, de confianza en nuestras ideas, debe seguir siendo una de nuestras principales virtudes, porque son virtudes que aportan sentido común, estabilidad y racionalidad a las instituciones donde nosotros estamos presentes.

Más que nunca es hoy valorable esa unidad del partido. Las enormes dificultades de la situación que se nos ha encomendado gestionar y resolver exigen de todos y cada uno de nosotros un compromiso, si cabe, aún mayor con la cohesión interna y el apoyo mutuo entre todas las personas del Partido Popular.

La unidad hace solvente nuestro programa, porque a una planificación política clara le añade la capacidad real de llevarla a cabo eficazmente.

Por ello, la fortaleza interna es algo que no solamente nos lo debemos siempre a nosotros mismos, sino también algo que le debemos a los ciudadanos, algo que estos esperan legítimamente de nosotros. Y ahora más que nunca.

Yo me ofrezco a vosotros como un Presidente de unidad, para que todos juntos continuemos compartiendo un proyecto ilusionante, positivo y que merece la pena.

No estaría aquí, solicitando la renovación de vuestra confianza, si no me hubieran acompañado en todo este tiempo las personas que forman un extraordinario equipo de gestión del Partido Popular de Cantabria, tanto en la Junta Directiva Regional como en el Comité Ejecutivo Regional como en el resto de los órganos y colectivos, como el grupo parlamentario, o nuestros diputados y senadores, o Nuevas Generaciones, o el consejo de Alcaldes, o todo el eficacísimo personal que atiende los trabajos en nuestra sede regional.

He tenido la suerte de contar siempre con la sabiduría política y la entrega de nuestra secretaria autonómica, María José Sáenz de Buruaga, una excepcional dirigente y un talento organizativo demostrado en las más difíciles pruebas, pero sobre todo una persona con una sensibilidad social y humana realmente inspiradora, y que hace que uno nunca pueda perder la fe en la capacidad de la acción política para hacer mejor nuestra sociedad.

He contado también con el apoyo leal y eficacísimo de los vicesecretarios: Íñigo de la Serna, José Manuel Igual, Cristina Mazas, José Antonio Cagigas y Eduardo van den Eynde; de los coordinadores, Santiago Recio, Luis Carlos Albalá, Samuel Ruiz y María Luisa Peón; de los secretarios de área, Calixto García, Julián Vélez, José Luis López Tarazona, Mercedes Toribio, Tamara González, Antonio Gómez, Ramón Saiz Bustillo, y Tula Beltrán. De los presidentes de los comités electoral, Francisco Rodríguez Argüeso, y de derechos y garantías, Isabel Urrutia.

He contado con todo el comité ejecutivo, excepcional en su capacidad de compromiso, y dentro él con anteriores presidentes como José Luis Vallines, Gonzalo Piñeiro y José Joaquín Martínez Sieso.

Realmente pasaría mucho tiempo mencionando a todas las personas cuya colaboración ha resultado muy valiosa. Sirvan estas pocas menciones como una muestra representativa de todo lo que es una organización de miles de personas comprometidas con una región y con una nación.

Porque, finalmente, quiero hablaros de la nación. Este año se conmemora el bicentenario de la Constitución de Cádiz. En aquel tiempo, 1812, por primera vez en la historia, los españoles tomaron el camino de las libertades cívicas y la posibilidad de fundamentar su convivencia en un proyecto común, y no en accidentales resultados de los sistemas políticos autocráticos que entonces había en toda Europa.

La invasión extranjera sirvió de catalizador de ese proyecto común. No solo ocurrió en España: también en Alemania, en el Reino Unido, en Italia o en Rusia se dieron respuestas semejantes.

Bien sabemos que la implantación de los valores primero liberales y luego democráticos no fue sencilla en España, ni en muchos otros países europeos. Pero España ha sabido construir en los últimos 35 años una democracia avanzada donde se respetan las libertades y los derechos humanos. Ha sabido participar en los últimos 27 años en la construcción de la Unión Europea y de un nuevo tipo de relaciones internacionales. Y ha vivido, hasta hace cuatro años, una etapa de continuo progreso material con la mejora de sus infraestructuras, de sus servicios públicos y de su tejido empresarial.

La profundidad de la crisis que padecemos desde la crisis financiera del otoño de 2008 nos ha mostrado la necesidad de salvaguardar todas estas conquistas por medio de las reformas.

Porque por medio de las inercias no las conservaríamos, sino que las perderíamos a gran velocidad.

La alternativa a la reforma de la sanidad es quedarse sin sanidad. La alternativa a la reforma de la educación es quedarse sin sistema educativo reconocible. La alternativa a la reorganización del Estado es convertirlo en una sucursal de mera ejecución de decisiones que se toman fuera de España. La alternativa a la reforma del mercado de trabajo es cerrar empresas y generar un nivel de paro que ya no tenga retorno posible.

Pero todas estas reformas no son fáciles ni de resultados instantáneos. Necesitan un poco de tiempo para ponerse en marcha y para empezar a dar resultados. No es que tomemos el Estado con el mando a distancia y cambiemos de canal, o que hagamos clic con el ratón y pasemos a la pantalla de la prosperidad.

Las reformas administrativas, fiscales, laborales y financieras son las que todo el mundo sabe que hay que hacer, y también quienes nos venían analizando desde fuera de España en los últimos años nos aconsejaban realizar. Pero no hacían mucho caso porque no le habían visto aún las orejas al lobo. Y lo cierto es que ahora tenemos que hacer sin remisión y con celeridad lo que se tendría que haber hecho en los últimos cuatro años con más tranquilidad y capacidad de asimilación.

Pero las reformas son el camino correcto, y todos los ciudadanos lo saben, incluso los que no están de acuerdo con una u otra medida concreta. Todos saben que la España viable es una España reformada, no una España paralizada ante sus desafíos.

Es el momento del orgullo de España y del compromiso con España. Es verdad que cada municipio y cada comunidad autónoma tienen que cumplir con su deber para hacer posibles las soluciones de futuro; pero no menos verdad es que no se trata nunca de una serie de proyectos particulares, de un sálvese quien pueda.

No es así:
se trata de volver a fortalecer a España reforzando su democracia con una administración más eficaz, más austera, más transparente; se trata de volver a fortalecer a España en el contexto continental haciendo que deje de ser el mal ejemplo al que toda Europa apunta con el dedo, y pase a ser un actor importante en el porvenir de la Eurozona y de la propia Unión; se trata, por tanto, de volver a apostar por la convicción democrática y por la convicción europea, y en tercer lugar por aquellas reformas que nos permitan, como 'eurodemocracia', recuperar la senda del crecimiento y el empleo.

Mariano Rajoy lo ha dicho con unas palabras muy bien elegidas y que yo suscribo plenamente: no se trata de desandar, sino de repensar. Esta crisis no es una dolencia pasajera que se solventa con un tratamiento a plazo fijo. Esta crisis es de las que obligan a cambiar el modo de funcionamiento, el estilo de vida, el planteamiento cotidiano.

Nos exige un cambio de mentalidad y de cultura: de ahí su dificultad.

Pero ningún partido está tan preparado para impulsar esa reforma, esa reflexión, como el Partido Popular. Porque siempre hemos sido reformistas, y nunca conformistas. Siempre hemos querido que España sea un país fuerte y respetado, un país que se pueda comparar a los mejores. No son tareas fáciles, pero son tareas que pueden unir a todos los españoles en una serie de objetivos comunes, y esos objetivos comunes son los que hacen ese plebiscito cotidiano que forma la nación.

El futuro de Cantabria pasa también por ese futuro mejor de España, por el fortalecimiento de la nación española, entendida como la voluntad de estar todos juntos para promover el bienestar de nuestros ciudadanos.

Este Congreso Regional constituye, por tanto, no solo un compromiso con Cantabria, sino además, y precisamente por ello, un compromiso con España. Un compromiso tejido con ilusiones, ideas y esperanzas; elaborado con fe y con optimismo. Un compromiso de españoles con su país, de cántabros con su región, y de ciudadanos con su democracia.

Un compromiso con el proyecto que el presidente Mariano Rajoy representa para todos los españoles.

Y para liderar en nuestra tierra estos compromisos, me pongo de nuevo a vuestra disposición y me someto a vuestra opinión.

Muchas gracias por vuestro magnífico respaldo y cariño en todos estos años. Y muchas gracias por escucharme una vez más en esta tribuna como candidato.


(Se adjunta Intervención del Candidato, candidatura y su propuesta del Comité Ejecutivo en PDF)

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