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Revilla y la desconexión Santander-Mediterráneo

José Joaquín Martínez Sieso, diputado por Cantabria en el Congreso

 

La autopista de peaje Dos Mares, entre Pesquera y Miranda de Ebro no se hará: el Ministerio de Medio Ambiente acaba de emitir informe desfavorable. El coste brutal de esta autopista para la naturaleza del sur de Cantabria y el norte Burgos -especies animales y vegetales que en muchos casos están en riesgo de extinción- no queda justificado por la supuesta necesidad de la infraestructura. Ahora que una chapuza más viene a incorporarse a la ya enorme colección de chapuzas de Miguel Ángel Revilla, y que se confirma lo que advertí hace ya algunos meses (que Cantabria está adentrándose en una 'década perdida' por culpa de la actual coalición regionalista con Zapatero) conviene recordar algunas cosas.

Como señalé en una tribuna libre en EL DIARIO MONTAÑÉS en enero de 2008, e incluso en otras en años anteriores, todo era propaganda y no podía existir un verdadero compromiso con la Dos Mares. Y ello por dos razones fundamentales: primero, el destrozo ecológico hubiera sido de juzgado de guardia; y segundo, hubiera sido injustificable al existir otras alternativas.

En efecto, ya desde 2002 el Gobierno Aznar, a instancia nuestra, promovió la Autovía A-73 entre Aguilar de Campoo y Burgos, verdadero acceso de Cantabria central a Madrid y al valle del Ebro (en Burgos se enlaza con la AP-1 que termina en Miranda, o con la A-12 que conducirá a Logroño pasando no lejos de Atapuerca).

Y desde hace años se ha tramitado y se viene construyendo la Supersur del Bilbao, cuyas obras se pueden observar y padecer al pasar por Vizcaya. Esta nueva variante, con un coste de 2.000 millones de euros, evitará el paso por Baracaldo y Bilbao en la conexión de la Autovía del Cantábrico con la Autopista Bilbao-Zaragoza (A-68).

Evidentemente, para hacer una vía (de peaje o no) de gran capacidad en medio de una autovía gratuita Aguilar-Burgos-Logroño y otra Santander-Arrigorriaga-Miranda-Logroño parcialmente de peaje, tiene que haber una poderosa legitimación de los seguros destrozos medioambientales que se causarían y del dinero que se iba a invertir. Y en este caso esa legitimación no existe. El informe de impacto ambiental es demoledor para el Gobierno de Cantabria y para el Ministerio de Fomento, y si el proyecto hubiera seguido adelante, se hubiese topado con la resistencia social, con una prohibición de Bruselas e incluso con una importante multa a España por destruir hábitats de la Red Natura 2000.

En pocos meses, las fabulosas conexiones con el Mediterráneo prometidas por Revilla a los cántabros se han evaporado. El famoso tren de alta velocidad Zaragoza-Bilbao-Santander anunciado en Aragón, con presencia y aplauso de Revilla, por el ministro Blanco, ya no existe. Y la Autopista de Peaje Dos Mares no tendrá nunca luz verde porque su impacto ecológico es inasumible en un país europeo, existiendo otras dos posibles alternativas ya en construcción, como la A-73 y la Supersur. Conclusión: la demagogia Santander-Mediterráneo se ha terminado para siempre.

Por fortuna, la Supersur no depende de Revilla ni de Zapatero, por lo que sigue su camino. En cambio, Aguilar-Burgos sí depende de ambos. Iba con enorme retraso. Ahora sencillamente está paralizada por Blanco. Pienso que esa obra, concebida por el Partido Popular, sólo se terminará realmente cuando el Partido Popular gobierne Cantabria y España, porque las demás fuerzas políticas no son capaces de ver cuán importante es conectar Aguilar con Burgos, para nuestra relación con Madrid por la A-1 y el Valle del Ebro por la A-12.

Y esto es lo que pasa con los presidentes demagógicos. Que las grandes promesas faraónicas se quedan sin hacer, y que las obras sensatas que estarían ya generando riqueza no se han defendido, y se quedarán también sin hacer. Excepto lo que hacen por su cuenta los vecinos de Vizcaya, que esos sí que tienen claro qué infraestructuras necesitan: puerto, Supersur y AVE. Le están dando sopas con honda a un Presidente de Cantabria que, a diferencia del de La Rioja, ni siquiera ha querido impugnar la fiscalidad foral que crea riesgos para nuestra economía.

Ni Autopista Dos Mares, ni AVE Santander-Zaragoza-Bilbao, ni Aguilar-Burgos. El único Santander-Mediterráneo que se está viendo a corto plazo es, paradójicamente, el que Vizcaya está haciendo en el valle de Trápaga. A eso ha llevado un presidente del PRC. Cantabria tiene que despertar de tanta romería propagandística y darse cuenta de dónde está en realidad, y de la gran necesidad que tiene de un Gobierno del Partido Popular respaldado masivamente por los ciudadanos y con una mayoría contundente. No tiene otra salida, si no quiere que la 'década perdida' se convierta en 'las dos décadas perdidas'.

 

Artículo publicado en El Diaro Montañés y www.eldiariomontanes.es el día 20/08/2010

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