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Intervención de Ignacio Diego en el debate sobre los nombramientos de miembros del Gobierno

Sr. presidente, señorías?

Hoy debatimos en el Parlamento sobre el Ejecutivo regional constituido a partir de la reedición del pacto entre regionalistas y socialistas.

A mi, como líder de la oposición y de la primera fuerza política regional, me corresponde hacer una valoración que no es muy distinta de la que hacen el resto de partidos que sustentan al Gobierno, una vez eliminadas las dosis de entusiasmo.

Ustedes y nosotros estamos de acuerdo en que este Ejecutivo representa la continuidad, pero lo que no compartimos es el optimismo por un Gobierno de continuidad.

Si se hubiera producido una profunda remodelación en el inicio de esta nueva legislatura, nuestra valoración sería distinta. Hablaríamos quizás de escepticismo, o quizás de expectación.

Posiblemente también hablaríamos de dar un margen de confianza.

Sin embargo ustedes en sus intervenciones públicas, y aquí en esta Cámara, han querido dejar muy claro que apuestan por más de lo mismo.

Una vez más, los hechos determinan una serie de evidencias que nada tienen que ver con el conjunto de sus manifestaciones públicas.

Hemos escuchado reiteradamente elogios y apoyos incondicionales dirigidos a los responsables de determinadas áreas del Gobierno anterior que, como hoy se comprueba, no responden a la realidad.

Ha sido un clamor general en Cantabria la desastrosa gestión de la sanidad en los últimos cuatro años. Hoy reconocen ese fracaso, nos dan ustedes la razón y al fin relevan al responsable de la Consejería de Sanidad, poniendo al frente de esta área a una persona que tiene ante sí retos enormes.

Porque enmendar la situación de la sanidad regional después del ciclón Quintana, y recuperar simplemente la situación inicial va a ser una tarea muy difícil de conseguir. Por otro lado, hacerlo mejor que su predecesora es un objetivo que deseamos pueda lograr.

Como desde el Partido Popular consideramos que la sanidad es un área especialmente importante para los ciudadanos, recibimos con cierta esperanza y optimismo este relevo.

También queremos expresar que nuestro partido estará siempre en disposición de apoyar al nuevo consejero en todas aquellas medidas que signifiquen un intento de recuperar esa sanidad de calidad y referencia nacional que era patrimonio de todos los cántabros cuando gobernaba el Partido Popular, y que en tan lamentable estado ha llegado a encontrarse.

Hay muchos asuntos en la sanidad de Cantabria que necesitan intervenciones urgentes, pero sin duda los hay cuya especial relevancia nos obliga a buscar un consenso en aras del interés general. Me refiero a la supresión de las listas de espera que tantas situaciones dramáticas generan. Me refiero a la financiación necesaria para finalizar el Plan Director de Valdecilla que el Gobierno de Zapatero nos quiere hurtar, siendo como es una obra de interés no sólo regional, sino estatal, y sabiendo como sabemos de la corresponsabilidad del Gobierno Zapatero por haber participado en la gestión de esos dineros. Y por ello, reivindicamos una vez más esos fondos que el Gobierno central socialista ha de entender como un derecho de los cántabros.

Y no queremos que se olviden de los profesionales sanitarios, porque les consideramos de la máxima importancia para devolver la calidad asistencial. Deben ustedes recuperar urgentemente el diálogo, el reconocimiento profesional y la implicación de todos ellos para la mejora del sistema. Sin ellos es imposible.

En la reivindicación de esa financiación, en la adopción de medidas que acaben con la gravísima lacra de las listas de espera y en la urgente pacificación de la sanidad, nos tendrá a su lado, Sr. consejero, como nos tendrá en muchos otros aspectos si pone fin a cuatro años de gestión nefasta.

También se ha alabado mucho desde la bancada de regionalistas y socialistas la política industrial del anterior Ejecutivo. Tales alabanzas deberían haberse traducido en la continuidad del Sr. Pesquera, pero lo cierto es, y también ha sido un clamor general, que la política industrial ha brillado por su ausencia.

Ausencia es una palabra especialmente precisa, porque al Sr. Pesquera encontrarle en el despacho atendiendo los asuntos de la región era algo sumamente casual.

Todavía hoy esperamos ver algún fruto, por pequeño que sea, de tanto viaje a China y el Caribe. Viajes que se nos han querido vender como política de internacionalización, pero que mucho nos tememos que han carecido de rigor, de austeridad y de proporcionalidad.

Ustedes deben pensar algo parecido cuando, al fin y al cabo, en un Gobierno de continuidad han tomado la decisión de prescindir de su más internacional fichaje.

Lamento, sin embargo, tener que decir que la llegada de un nuevo responsable en Industria, no permite que nos creemos demasiadas expectativas.

Y es que el señor Del Olmo ya ha formado parte del anterior Ejecutivo, siendo responsable de la Dirección General de Transportes, y, sobre todo, porque ha sido el responsable de la gestión portuaria en estos últimos años.

No quiero entrar ahora en analizar esa gestión, pues tiempo habrá, pero debo transmitir a esta Cámara que el Partido Popular ve con bastante preocupación las sombras que se han cernido sobre la labor del señor del Olmo al frente de la Autoridad Portuaria y que hoy están en otras instancias.

La pasada legislatura la labor de oposición fue obstaculizada en muchos ámbitos por la opacidad de la gestión de sus consejeros, y en este sentido la gestión de las empresas públicas adoleció de incontables vicios y abusos.

Vamos a estar especialmente vigilantes con la gestión de dichas empresas y con que se cumpla con rigor el principio de austeridad en la gestión pública.

La pasada legislatura los responsables de la Industria regional ocultaron hasta lo imposible cualquier información que desde este Parlamento se exigió, referente al gasto público, tanto el efectuado desde la consejería como el efectuado en sus empresas dependientes.
Por ello hubiéramos visto con mucho mayor agrado el nombramiento de alguien absolutamente ajeno a dicha gestión, o de alguien cuyo proceder al frente de otra institución no estuviese curiosamente teñido de vicios similares.

Si el Sr. Pesquera hizo del viaje exótico un ejercicio vital, el Sr. Del Olmo no le quedó a la zaga, ni mucho menos. Y si el equipo del Sr. Pesquera hizo del ocultamiento y el sectarismo toda una filosofía, el Sr. Del Olmo viene precedido por un currículo.

Y por lo que respecta a los cambios en el Ejecutivo, sólo me queda hablar del relevo en Medio Ambiente. En esta consejería la continuidad está garantizada ya que el actual consejero ha sido miembro del Ejecutivo en calidad de director general.

Poco puedo decir en este aspecto, porque quizás lo importante aquí no es el cambio de responsable, sino los cambios competenciales a los que me referiré más tarde.

Como conclusión a esta parte de mi intervención quiero hacer una lectura política de este Ejecutivo.

Parece claro que responde a la lógica de los resultados electorales. Se apuesta por la continuidad de las políticas, pero el Partido Socialista paga la factura de su desastre electoral cambiando a sus consejeros más quemados.

En principio creo que es un ejercicio de cinismo por parte de los responsables socialistas, y muy especialmente de su líder, la Sra. Gorostiaga, que ha defenestrado a algunos de sus colaboradores, de cuyo nombramiento, y de cuya gestión ella es la principal responsable.

Pero lo peor de todo es que en el fondo hay una voluntad de continuidad que demuestra que tales cambios son sólo una forma de hacer pagar los platos rotos en un nivel concreto de responsabilidad, pero sin asumir responsabilidades quienes de verdad la tienen.

Y todo ello sin una autocrítica, lo que es absolutamente inaudito en un partido que ha sufrido un castigo tan grande.

Hemos leído al respecto que ?no se ha sabido vender la gestión?. Si la gestión ha sido buena, pero no se ha sabido vender, no entendemos a qué vienen los relevos.

Si la gestión socialista del Gobierno ha sido mala (que es lo cierto), los relevos son insuficientes y no afectan a quienes de verdad han tenido responsabilidad en la toma de decisiones.

De todas formas provoca sarcasmo que la Sra. Gorostiaga, que no ha salido en más folletos, publireportajes, etc. etc. porque no le daba tiempo material, ya que es a lo único que se ha dedicado durante cuatro años, diga que no ha sabido vender la gestión.

En fin, quizá no han sabido vender nada, pero no será por no intentarlo y además con el dinero de todos los cántabros. Lo malo es que no había nada que vender.

Otra cosa que le hemos oído decir a usted, Sra. Gorostiaga, es que es preciso reconstruir el proyecto socialista. Sólo se reconstruye aquello que previamente se ha derruido.

¿En manos de quién estaba el proyecto socialista? ¿Quién lo ha derruido? Con estos cambios aparentes no va a ser capaz de reconstruirlo. Va ser difícil con el mismo modelo de Gobierno e incluso con menos competencias aún para los socialistas. Ese mismo modelo de Gobierno que fue, según usted, causa del derribo.

Y respecto de la parte regionalista del Gobierno estamos todos de acuerdo en que se trata de más de lo mismo. Este calificativo todos los compartimos, aunque no compartamos la bondad o no de lo que esa afirmación conlleva.

El hecho de que el regionalismo ratifique al conjunto de los responsables de las diferentes áreas responde, sin duda, o bien a que el PRC carece de banquillo, o bien a que los pocos que son se aferran al cargo.

No hay cambios en las personas, aunque hay algún cambio en las competencias de las consejerías que tiene un profundo calado.
Ya dije en el debate de investidura del Presidente que del documento de reedición del acuerdo de gobierno nos llamaban la atención algunas cosas. Nos llamaba la atención que los dos partidos mantuviesen las mismas áreas de responsabilidad sin un solo cambio.

Nos llamaba la atención que el documento estuviese lleno de literatura sin excesiva concreción, y, sobre todo, nos llamaba la atención que el único cambio sustancial, respecto de la anterior legislatura, fuese precisamente uno que aparece expresamente redactado, y que parece el precio que paga el socio derrotado al socio beneficiado por esa derrota.

Me refiero, como todos ustedes saben, a las competencias en la emisión de informes de impacto ambiental que pasan de la Consejería de Medio Ambiente a la de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Ordenación del Territorio, que se convierte así en el organismo que controla íntegramente lo que algunos denominan el ?ciclo del ladrillo?.

Y este cambio viene a ser la culminación de un proceso que tuvo su inicio en la legislatura anterior, cuando la Ordenación del Territorio fue trasladada desde la Consejería de Medio Ambiente a la de Presidencia.

Este cambio ya fue llamativo en su momento, siendo argumentado por el Sr. Mediavilla de la forma siguiente. En opinión del Sr. Mediavilla, Ordenación del Territorio y Urbanismo se unificaban en la Consejería de Presidencia por la necesidad de ubicarlas en un departamento de marcado carácter horizontal. Es decir, en una consejería en que sus decisiones afectan al resto de departamentos.

Pues bien, aquellos argumentos no se sostenían en su momento y todo lo que se perseguía era controlar desde Presidencia el urbanismo y la ordenación del territorio. Y eso es así porque ustedes con su nuevo cambio invalidan su propia teoría.

Pero además le añaden un agravante muy preocupante, como es el hecho de hurtar de nuevo competencias a la Consejería de Medio Ambiente. Competencia como la de emitir los informes de impacto ambiental en todo lo relativo a los instrumentos de planeamiento y al ciclo del ladrillo.

Queda así la Consejería de Medio Ambiente con muy poco contenido, al tiempo que se lleva a una sola consejería el control de todo el proceso urbanístico, y no a Presidencia, como correspondería según la filosofía pillada por los pelos de la horizontalidad, sino a la Consejería de Urbanismo.

Que se concentren todas estas facultades en una sola consejería genera mucha desconfianza, y que el Partido Socialista haya tragado por ello es muy sintomático del entreguismo con que esta formación afronta la legislatura tras el batacazo electoral.

No sabría qué lectura hacer del hecho de que el Urbanismo y la Ordenación del Territorio no dependan ahora de la dirección del Sr. Mediavilla, de cuya competencia como autoridad intelectual en estas materias tanto se nos ha hablado en esta tribuna.

Podríamos pensar que los no pocos escándalos que sazonaron los años pasados han tenido algo que ver en esta decisión. Demasiados pesires, demasiados conflictos en torno al urbanismo regional.

Pero lo que sin duda nos causa notable preocupación es que al final la Ordenación del Territorio se está entendiendo exclusivamente como el control del urbanismo. En su concepción todo gira en torno al urbanismo. Pero ordenar el territorio no es sólo el urbanismo o la vivienda, es infraestructuras, es política industrial, es medio ambiente y el organismo que debe velar por la protección ambiental de nuestra región ha sido apartado de dicha función.

La separación de poderes es la base del sistema democrático y el mejor control contra los abusos. Igualmente la intervención de diferentes departamentos del Ejecutivo en la aprobación o no de temas tan sensibles como la planificación urbanística era una garantía.

Ustedes han acabado con esa garantía y no se extrañen si nos esperamos cualquier cosa. El tiempo lo dirá en todo caso, pero el Partido Popular manifiesta su frontal rechazo a tal medida, por los enormes riesgos que puede significar para el conjunto de nuestra región.

En conclusión, señorías, y con esto acabo. El Partido Popular ve al nuevo Ejecutivo con escepticismo, y con buenas dosis de preocupación, ya que algunos de los relevos, que eran absolutamente necesarios, no han deparado el cambio necesario, sino un afán de continuidad absolutamente incomprensible en el caso de los socialistas.

De todas formas aprovecho la presencia de los miembros del actual Ejecutivo para reiterar la postura del Partido Popular, que es la de alcanzar amplios consensos y ofrecer el máximo de colaboración, tanto donde somos oposición como donde somos gobierno, para que Cantabria y los cántabros vean incrementadas sus cotas de bienestar. Estoy seguro de que en muchos aspectos programáticos podremos llegar a acuerdos por el bien de nuestra comunidad.

También nos tendrán de su parte aquellos que quieran sumar fuerzas para reivindicar los derechos de nuestra comunidad ante el resto de las administraciones.

Y, por supuesto, reitero la voluntad de colaborar con los miembros del Ejecutivo, sin que eso suponga menoscabo de nuestra obligación como fuerza mayoritaria de la Cámara, que es la de ejercer una oposición rigurosa, leal, constructiva, pero también implacable.

Muchas gracias.
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