El escándalo del AVE
Tribuna de opinión de la presidenta del Partido Popular de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, publicada el domingo 8 de julio en el Diario Montañés
Tribuna de opinión de la presidenta del Partido Popular de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, publicada el domingo 8 de julio en el Diario Montañés
Hace poco más de un mes, existía en Cantabria un consenso prácticamente generalizado en favor de los proyectos del Ministerio de Fomento para mejorar nuestras conexiones ferroviarias. La principal reivindicación del Gobierno de Cantabria al ministro era que acelerase su realización.
En menos de dos años de mandato, el ministro De la Serna había comprometido la llegada del AVE a Reinosa desde Palencia, y el tren de altas prestaciones entre la capital campurriana y Santander. En el momento de su cese, el tramo Palencia-Alar se hallaba solo pendiente de adjudicar la redacción de los proyectos; el de Alar-Aguilar en la preceptiva declaración de impacto ambiental; Aguilar-Reinosa en estudio informativo para determinar el trazado óptimo; y en Torrelavega-Santander se iban a adjudicar los trabajos de duplicación de la vía. Cantabria dejaría así de ser la única región peninsular española sin AVE, Campoo y Los Valles recibirían un gran impulso por su cercanía a los centros urbanos de la meseta, y la conectividad de nuestro litoral con la meseta mejoraría muy sustancialmente, beneficiando también al Puerto de Santander.
Pues bien, al llegar el PSOE de nuevo a La Moncloa, vienen las sorpresas desagradables. En primer lugar, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, vota en el Parlamento a favor de una proposición de Podemos que quiere anular la llegada del AVE a Campoo, planteando demagógicamente que el dinero “ahorrado” por Sánchez se dedique a otras mejoras ferroviarias en la región. Con ello incluso nuestra máxima autoridad ignoraba, como los seguidores de Pablo Iglesias, que las líneas de alta velocidad tienen un presupuesto propio de ADIF, mientras que el resto de actuaciones van con cargo a los presupuestos ordinarios del Estado. No se puede pasar “ahorros” de una parte a otra y meter estas presuntas actuaciones nuevas al presupuesto ordinario supondría, en el mejor de los casos, retrasar todo durante una década (¿sabemos siquiera si habrá presupuestos en 2019 o 2020?). Es decir, el PRC dejaba a Campoo y a Cantabria sin un AVE ya en tramitación, a cambio de unas mejoras etéreas, inviables y sin ninguna garantía.
Pero faltaba una segunda sorpresa. El secretario general del PSOE y delegado del Gobierno en Cantabria, Pablo Zuloaga, acaba de revelar que el Gobierno socialista está estudiando si no será mejor conectar Santander por AVE con Madrid… por Bilbao. ¡Por Bilbao! Y el presidente de Cantabria y secretario general del PRC calla; ¡él, que es uno de los políticos españoles más habladores! Aquí parece que se quedó mudo, no sabemos si por temor a contradecir a sus amigos socialistas, o porque está de acuerdo con el sometimiento total y definitivo de la región cántabra a la autonomía vasca y sus intereses. Yo lo considero vergonzoso y un escándalo, como creo que será la opinión mayoritaria de los cántabros que sientan de verdad la región.
Un auténtico presidente de Cantabria debe defender los intereses de los cántabros y situar las grandes infraestructuras por encima de los intereses y opiniones de partido: debe forjar y defender un consenso sobre el futuro de la región y lo que Cantabria necesita en materia de comunicaciones. El señor Revilla ha sido incapaz en toda la legislatura de producir ese consenso. Jamás nos ha convocado para construir una posición común que nos diera fuerza ante el Gobierno central sea del color que sea, algo muy necesario, porque todos estos proyectos tienen una larga tramitación y ejecución, debido a que son inversiones enormes para desarrollar en una serie de años. Y por ello cualquier duda o paso atrás durante su tramitación tiene fatales consecuencias: o se demoran las inversiones una barbaridad, o llegan incluso a cancelarse, como ya pasó con el AVE en Monzón de Campos en la anterior presidencia de Revilla en coalición con el PSOE.
¿Quién dirige Cantabria? ¿El presidente de la comunidad o el delegado del Gobierno? Últimamente lo segundo parece la respuesta correcta. ¿Piensan los regionalistas de Cantabria tolerar la paralización de proyectos de esta envergadura? ¿Están de acuerdo con la idea socialista de ir en AVE a Madrid por Bilbao? ¿Cuánto se tardaría en tramitar y ejecutar un AVE Santander-Bilbao? ¿Veinte, treinta años? ¿La autonomía consiste en que mande el gobernador civil como en los viejos tiempos?
Cuando gobernar no es más que repartirse cargos y promocionar libros, ocurre esta degeneración y desorden total en la toma de decisiones. ¿Será demasiado tarde para que un presidente de proyecto agotado y de gestión improductiva quiera rendir un último servicio a Cantabria, solucionando el escándalo del AVE? ¿Es capaz de dibujar en un mapa las prioridades de la región y articular un consenso sobre ellas? De momento, no lo ha sido.
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