Partido Popular en Cantabria

Ante la conmemoración del Día Internacional para combatir la Violencia contra las Mujeres, pueden anidar en nuestro ánimo sensaciones aparentemente contradictorias. Celebramos una jornada con un perfil pleno de simbolismo que cumple el objetivo de testimoniar nuestra condena, indignación y rechazo ante la más cruel manifestación de maltrato y violencia explícita: el asesinato de muchas mujeres por sus parejas y exparejas. No obstante, y aquí se substancia esta paradoja, la más anhelada de las noticias sería precisamente la contraria, que no fuera, en absoluto, necesario la celebración de este día. 

En lo que va de año ya son 44 las mujeres que han fallecido tras ser asesinadas por sus parejas o exparejas. Desde el año 2003, como consecuencia de esta lacra social, 910 mujeres han muerto asesinadas en España, una cifra que, sin duda, produce consternación y ante la que nadie  puede quedarse indiferente.

España ha sido una nación pionera en la lucha contra la violencia de género en la Unión Europea. Un proyecto en el que cobran especial relevancia las reformas del Código Penal, la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2004 o la ratificación en 2014 del Convenio de Estambul.

Pero estos avances y  logros, encomiables e ilusionantes, no han de generar en la sociedad esa perversa sensación del deber cumplido. Debemos seguir trabajando sin desaliento y con férrea determinación. Así, el pasado mes de septiembre, en cumplimiento de unos de los principales compromisos del Partido Popular para esta legislatura, se alcanzó un acuerdo político para dar  carta de naturaleza a un Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Un  acuerdo que supone un hito histórico al concebirse en el marco de un plan integral articulado en más de doscientas medidas orientadas a la protección de las víctimas y sus hijos e hijas, así como a la concienciación del conjunto de la sociedad.

Tenemos mucho trabajo por delante si queremos seguir avanzando para acabar con la violencia de género. Frente a la violencia machista y a los pusilánimes y cobardes que la practican, la única estrategia posible es seguir concitando en el futuro los valores de la unidad, el consenso y la solidaridad como sostén y estímulo para la aplicación eficiente de las medidas contenidas en el Pacto de Estado suscrito por las principales fuerzas políticas con representación parlamentaria.

Los pilares básicos nacidos del acuerdo han de presidir todas nuestras actuaciones de futuro. Todos debemos trabajar en aras a la consecución de un objetivo común. Nos lo exigen las víctimas, y es a ellas y a la sociedad española a quien se lo debemos.

En ciertas noches de invierno, una niebla inusualmente densa se adueña de la laguna veneciana, de la propia ciudad y del ánimo de sus gentes. Cuando te desplazas, desorientado y sin certezas, el túnel que, como un milagro, se abre  a través de  la gélida espesura  puede permanecer durante varios minutos, permitiendo el retorno a la seguridad del origen. No son pocas las personas que atraviesan cada día la asfixiante, sofocante y peligrosa niebla de la incomprensión,  el oprobio y la vejación, en ocasiones sin ver y sin ser vistas.  Algunas consiguen encontrar el camino de vuelta. Desde el año 2003 más de novecientas mujeres se adentraron en ella y jamás regresaron. Mujeres en la niebla.