Partido Popular en Cantabria

En el Debate sobre el Estado de la Región, celebrado en el Parlamento de Cantabria hace escasos días, lancé al Presidente Revilla el ofrecimiento de colaborar con él y con su gobierno en todo aquello que hiciese falta para sacar Cantabria adelante, oferta que incluye, evidentemente, el apoyo en la reivindicación ante el Gobierno de España de aquellas inversiones que Cantabria necesita y que son justas.

En respuesta a tal propuesta, el propio Sr. Revilla me pidió que le acompañase a Madrid para reforzar esa reivindicación, algo a lo que, por supuesto, me ofrezco siempre pensando en el interés de nuestra tierra y nuestra gente.

En ese camino, el de la colaboración para reivindicar lo que Cantabria necesita, y en el marco de la lealtad institucional y la solidaridad territorial me encontrará siempre, y conmigo a mi partido.

Más allá de los discursos y las declaraciones interesadas, los hechos demuestran que la pasada legislatura, mi gobierno en Cantabria y el gobierno de España presidido por Mariano Rajoy, alcanzaron importantes acuerdos que supusieron la financiación íntegra y la finalización de obras esenciales para nuestros ciudadanos: el nuevo Hospital de Valdecilla, la autovía A8, .... eran obras que durante los años anteriores, gobernando el Sr. Revilla con sus socios socialistas en Cantabria y en Madrid, habían sido paralizadas y su financiación negada, lastrando de manera gravísima nuestra competitividad, nuestro desarrollo económico y el empleo.

Ejercer la reivindicación real, la verdadera reivindicación, es algo que se ejercita con seriedad, en los despachos cuando el que la ejerce tiene una posición política sólida y sus demandas son justas. La reivindicación folclórica, con actos propagandísticos y actitudes mediáticas, es algo que no suele surtir efecto, y mucho menos cuando quien la ejercita está hipotecado frente a socios que le sostienen en el poder.

La prueba de que esto es así fueron los ocho años de gobierno del actual Presidente Revilla con sus socios socialistas, que gobernando en Cantabria y en Madrid, nos negaron el pan y la sal. No aportaron ni un euro para su inversión en Valdecilla, jamás licitaron ni siquiera algunos de los proyectos que anteriormente se habían vendido como obras estratégicas (por ejemplo, la autovía dos mares o el ferrocarril de alta velocidad), ni se financió la autovía del agua, e incluso se llegó al extremo de paralizar la totalidad de la obra pública que se desarrollaba por el Estado en la región.

MI gobierno fue capaz de revertir esa situación y consiguió, como he dicho, importantes inversiones para Cantabria.

Ahora es el Sr. Revilla, de nuevo, quien debe liderar esas negociaciones con el Gobierno central y, sinceramente espero que tenga más éxito que en sus pasadas legislaturas, en las que Cantabria fue olvidada por el gobierno de Rodríguez Zapatero de forma absolutamente infame. Lo espero por el bien de todos, por el bien de Cantabria.

Es evidente que los insultos y descalificaciones que ha proferido el Sr. Revilla, olvidando que su cargo es el Presidente de todos los cántabros, hacia los votantes, cargos públicos e incluso el Presidente de España, Mariano Rajoy, no son una forma inteligente de sentar unas buenas bases de colaboración institucional.

Pero, en todo caso, para ejercer esa reivindicación, para defender el interés de nuestra tierra, sabe que puede contar conmigo, gobierne quien gobierne en España, y muy especialmente si, como parece probable y deseable, es Mariano Rajoy quien de nuevo logra la investidura.

No seré yo quien anteponga disputas políticas, y mucho menos supuestos desencuentros personales, al interés general de nuestros ciudadanos. Por eso quiero que públicamente quede constancia, tanto para el Presidente Revilla como para los cántabros, que en ese trabajo, el de la reivindicación seria y solidaria, me tiene a su disposición y con ello, tiene la disposición de mi partido, que no en vano es la principal fuerza política de nuestra región.