Del resultado que arrojen las urnas el próximo 24 de mayo dependerá que en Cantabria se forme un gobierno sólido, estable, previsible y seguro en torno al Partido Popular (PP) o que se consume la amenaza de una coalición de partidos de izquierda y extrema izquierda integrada por el Partido Regionalista de Cantabria (PRC), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y los comunistas de Podemos, sin garantía alguna de estabilidad. Una u otra opción no influirán de la misma manera en la situación económica de la región. Y eso es algo que los cántabros deben valorar antes de acercarse a los colegios electorales el tercer domingo de mayo.
Con un Gobierno del PP, lo previsible es que el proceso de recuperación económica y creación de empleo se consolide, se prolongue en el tiempo y se intensifique. En 2014 la economía de Cantabria creció por primera vez después de siete años de durísima crisis y el resultado es que 6.500 personas abandonaron las listas del paro en ese periodo. Las perspectivas para este año son mucho mejores, a juzgar por los datos que ya se conocen relativos a los meses de enero, febrero y marzo. Pero ese proceso debe continuar y acelerarse, en lugar de torcerse. El número de personas en situación de desempleo o con dificultades económicas de todo tipo es todavía muy elevado como para permitirnos el lujo de poner en riesgo la recuperación con aventuras políticas de dudosa fiabilidad. Por eso el PP aparece en este momento como la única opción política que garantiza la estabilidad, y estabilidad es precisamente lo que más necesita nuestra región para consolidar este cambio de rumbo en la situación económica, que ha permitido en 2014 bajar el número de parados en 6.500 personas, cuando en 2008 crecía en 12.000, en 2009 en 8.000 y en 2011 en 5.000, por ejemplo.
Como alternativa a un gobierno del PP, lo único que se dibuja es una gran coalición de partidos de izquierda y extrema izquierda que no inspira ninguna confianza. Y no la inspira por tres motivos.
El primero, porque algunos de sus integrantes serían precisamente quienes llevaron a Cantabria a la crisis, llenaron esta región de parados, despilfarraron el dinero público y endeudaron esta región por encima de lo soportable. ¿Qué quieren? ¿Volver al poder para gobernar de la misma manera? ¿Pretenden que los cántabros les respalden para repetir los mismos errores?.
En segundo lugar, por la propia fórmula de gobierno, con una coalición integrada por tres o cuatro partidos que necesariamente traerá la inestabilidad. Sin un proyecto político claro y actuando cada uno por su cuenta, difícilmente se va a avanzar en esta región. Si, además, el presidente está permanentemente fuera de Cantabria, sin pisar el despacho, dedicado a vender libros y a salir en televisión y sólo preocupado por mantener el cargo sin importarle para qué... el panorama para la región sería desolador.
En tercero, por la propia situación de división y enfrentamiento interno que viven esos partidos. En el PRC, un día sí y otro también abandonan sus cargos públicos. Castro Urdiales, Laredo, Arenas de Iguña, Torrelavega... Los alcaldes de Guriezo y Selaya se han dado de baja. Uno de sus concejales en Santander se presenta al Ayuntamiento encabezando otra candidatura. Dos diputadas -no una, sino dos- han dejado el grupo parlamentario, decepcionadas con Revilla. Por su parte, la crisis interna del PSOE continúa, pese a que Gorostiaga ha dejado la secretaria general en manos de Rosa Eva Díaz. El PSOE tiene nueva candidata, pero no tiene líder. Su líder es Revilla. Y la falta de liderazgo y de cohesión interna es algo que no sólo se percibe dentro del partido, sino también desde fuera. Por último, la división en el espectro situado a la izquierda del PSOE es para echarse a temblar, porque pretenden incorporarse a las instituciones con un mensaje de regeneración democrática, y la realidad es que internamente viven en un mundo de purgas, expulsiones, amenazas y denuncias que lo mismo recuerda los procesos de depuración interna de los viejos partidos comunistas que habla de enormes ansias de poder y protagonismo, muy por encima de lo que es deseable en un sistema democrático.
El PRC, el PSOE y Podemos no están en condiciones de ofrecer estabilidad. Al contrario, una coalición de esos partidos, teniendo en cuenta su situación interna, convertiría las instituciones de Cantabria en un gallinero permanente. Y eso tendría efectos demoledores, con toda seguridad, sobre el incipiente proceso de recuperación económica y creación de empleo.
El apoyo al PP el próximo 24 de mayo es un seguro de vida. Cuanto más fuerte salga el PP de las elecciones, mejor le irá a Cantabria. Una coalición de partidos de izquierda y extrema izquierda, rotos además por la división interna, no es lo más conveniente para consolidar la recuperación económica y crear empleo. Un 'patinazo' como ese tendría consecuencias fatales para el futuro de Cantabria, con toda seguridad. ¡Qué miedo!
Tribuna de opinión publicada el 2 de abril de 2015 en El Diario Montañés