El pasado día 25 de noviembre se debatió en el Congreso de los Diputados la derogación del artículo 135 de la Constitución, aquel que apuesta por la estabilidad presupuestaria en las cuentas de las Administraciones Públicas. Era una iniciativa presentada por la Izquierda Plural y que, para sorpresa de todos, fue apoyada desde el Grupo Socialista, dando un giro de 180 grados a su posición, ya que hay que recordar que fue el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el impulsor de esta reforma constitucional con el apoyo del Grupo Parlamentario Popular en agosto de 2011.
En aquel verano de 2011 la situación económica de España era sencillamente insostenible. Se habían destruido 3.500.000 de empleos, la deuda pública y el déficit crecían de manera imparable y las Administraciones Públicas se colapsaban porque no eran capaces de pagar sus deudas a los proveedores. Además, nuestro sistema financiero se desplomaba y la financiación de la economía española se hundía, mientras nuestras empresas se asfixiaban y los inversores y capitales huían de España.
La reforma de este artículo de la Constitución fue fruto de un gran consenso de las principales fuerzas políticas y fue refrendada por el 90% de los diputados representados en la Cámara Baja. Además, está reforma formaba parte de nuestro compromiso internacional con el Pacto Fiscal firmado en la Unión Europea (UE), dando así un nuevo impulso al avance en la unión real de Europa.
Esta apuesta por la estabilidad presupuestaria en las cuentas públicas, no fue solo un acuerdo europeo o un acuerdo del Parlamento, fue un acuerdo intergeneracional y de responsabilidad con las futuras generaciones, para que ningún Gobierno pueda hipotecar su futuro, gastando más de aquello que puede pagarse y llevando a España a la ruina. Esta reforma de la Constitución y la posterior aprobación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria por el Gobierno del PP, han sido la esencia de los cambios estos tres últimos años, que han permitido dar un vuelco a la situación económica de España.
Tras evitar el rescate, España ha dejado de ser el enfermo de Europa y hoy es un ejemplo de superación en el mundo, como se ha demostrado en la Cumbre del G-20. Llevamos cinco trimestres en crecimiento; hoy tenemos cerca de 300.000 parados menos que hace un año y 400.000 afiliados más a la Seguridad Social; nuestras empresas exportan más que nunca y el 36% de nuestro Producto Interior Bruto (PIB) se basa en lo que se vende fuera; España se financia mucho más barato porque ahora el país es creíble y genera confianza en los mercados internacionales.
Es cierto que aún hay muchas familias pasándolo mal, con pocas expectativas de encontrar un trabajo, pero la política económica del Gobierno de Mariano Rajoy ha permitido salvar la Sanidad, la Educación y los servicios sociales de la quiebra económica en que dejaron los socialistas el Estado de Bienestar.
En un contexto de baja inflación como el actual, y con la rebaja de impuestos planteada por el Gobierno; familias, trabajadores y pensionistas ganarán poder adquisitivo y las empresas tendrán oportunidad de crear nuevos puestos de trabajo.
Pensábamos que aquel gran consenso político por la estabilidad presupuestaria alcanzado con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, era incuestionable. Pero hemos descubierto que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, padece ahora el "síndrome de la coleta" y pone en tela de juicio sus propias decisiones, las que votó siendo diputado en el Congreso y las que responden a nuestro compromiso europeo con el Pacto Fiscal.
Ahora el PSOE parece empeñado en romper los compromisos con nuestros socios de la UE y saben perfectamente que no es ni coherente ni sostenible. Un incumplimiento de España del Pacto de Estabilidad supondría la apertura de un expediente sancionador por parte de la UE que saldría muy caro: nuestra exposición ante las especulaciones financieras sería mayor y la prima de riesgo se dispararía nuevamente.
Estos días hemos conocido las propuestas del programa económico de Podemos y todos los analistas coinciden en señalar que es absolutamente inviable puesto que dispararía el déficit fiscal a términos insostenibles, aumentando el gasto del Estado de forma que sería imposible financiarlo.
El PSOE no puede ir dando bandazos en un intento desesperado por encontrar un hueco en los votantes de la izquierda porque hay algo muy importante que parecen olvidar y es que en política los ciudadanos valoran la coherencia, la credibilidad y la seriedad por encima de otras valoraciones y las copias son siempre peores que el original. El futuro y el liderazgo no se conquistan con ocurrencias ni dando bandazos. Hace falta un proyecto político serio, comprometido y coherente que permita afrontar decisiones con determinación, como el del Partido Popular, que ha conseguido en estos tres años cambiar el rumbo de la economía hacia la recuperación.
Tribuna de opinión publicada el 5 de diciembre de 2014 en El Mundo Cantabria