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El Proyecto Comillas y las cantinelas del PRC

Tamara González Sanz, diputada regional y portavoz de Cultura del grupo parlamentario Popular

"En Política hay que sanar los males, jamás vengarlos".

 

La política de gestión puesta en marcha por el actual Gobierno de Cantabria con respecto a la conservación y puesta en valor del conjunto patrimonial que acogió la antigua Universidad Pontificia de Comillas, ha estado guiada por una premisa básica: hacer compatible la preservación de tan valiosa herencia patrimonial con su rentabilización social. Conjugar ambos objetivos requiere también, partir de una concepción de la gestión muy diferente a la que caracterizó el Gobierno presidido por Miguel Ángel Revilla, una política que, alejada de populismos bastardos e interesados, encare los problemas, buscando las respuestas y valorando las consecuencias antes de la toma de decisiones.

Este concepto de gestión presupone, a su vez, asumir un perfil bien diferente del ciudadano que debe ser considerado como capaz de asimilar responsablemente la parte que le corresponde en la configuración del destino colectivo y no como un votante potencialmente manipulable a través del anuncio compulsivo de grandes proyectos, que como el "Proyecto Comillas", fue sobredimensionado por activa y por pasiva para buscar rentabilidad electoral. Este proyecto, considerado por el señor Revilla como la principal seña de identidad de su gobierno, es quizá el ejemplo más gráfico de un modelo de gestión agotado y sin horizontes de futuro, una herencia envenenada que ha tenido que asumir y gestionar el actual Gobierno del Partido Popular mediante el pago de 42 millones euros de la primera fase de las obras de rehabilitación del Seminario Mayor, redefiniendo un proyecto para dotarlo de la viabilidad académica y sostenibilidad económica que nunca tuvo.

El gran esfuerzo presupuestario realizado por el actual Gobierno de Cantabria, que en el presente ejercicio gira en torno a 6 millones de euros, servirá, no sólo para saldar la desmesurada deuda heredada, sino para afrontar las obras de estabilización estructural del edificio, tras el derrumbe de una parte del mismo en la primavera del año 2012, y para dar continuidad, en colaboración con la Secretaria de Estado de Cultura (250.000 euros) y la Fundación Botín (1.300.000 euros) a las obras de rehabilitación de la iglesia del Seminario Mayor que, en contra de lo que cabría esperar, fueron adjudicadas sin presupuesto en el año 2007 y que serán licitadas próximamente.

El Gobierno presidido por Ignacio Diego, a pesar de la difícil coyuntura económica, ha sustentado la toma de decisiones con respecto al legado gestionado por la Fundación Comillas en la sensatez, responsabilidad y prudencia que se espera de quien ejerce la máxima autoridad de Cantabria, buscando pautas de concordia e integración de voluntades entre las diferentes administraciones implicadas, entendiendo el ejercicio del poder político como un medio eficaz para poner en valor el patrimonio como motor de bienestar general, impulso del turismo cultural, generación de mayor actividad económica y empleo.

No deja de sorprender que sean destacados miembros del PRC, precisamente los principales actores de esta muestra del teatro del absurdo denominada por el señor Revilla como "Proyecto del Siglo", los que osadamente y sin argumentos creíbles, se obstinen en seguir acusando al actual Gobierno de Cantabria de finiquitar un proyecto que tras ocho años de gobierno nunca franqueó el plano de las ideas pero que, sin embargo, ya había costado 40 millones de euros sólo en gastos de gestión.

Carecen, por lo tanto, de credibilidad en sus acusaciones quienes iniciaron las obras de rehabilitación del Seminario Mayor haciendo caso omiso a los informes técnicos elaborados por la Universidad de Cantabria (UC) en el año 2007, poniendo en peligro con esa resolución la conservación integral del conjunto patrimonial. Los mismos que elaboraron un PSIR en el que ya se contemplaba la segregación de una parte del legado patrimonial para usos residenciales, precisamente la misma parcela que ahora tratan de impedir que la Sociedad de Activos Inmobiliarios (SAICC) enajene y venda con el objetivo de obtener fondos que permitieran afrontar las obras de rehabilitación del Seminario Mayor. Los mismos que siguen cuestionando el impecable trabajo que se viene realizando por el Departamento de Tecnología de la Edificación de la UC en relación a la toma de decisiones para afrontar con garantías las obras de rehabilitación del conjunto monumental.

Lo anteriormente expuesto delata, de manera inequívoca, cuál es el agónico y disparatado perfil político de quién tuvo la máxima responsabilidad de dirigir el Gobierno de nuestra Comunidad Autónoma durante ocho años, sin importarle comprometer el prestigio de Cantabria y Comillas, anteponiendo su patológico e hipertrofiado afán de protagonismo al trabajo serio que un proyecto de semejante envergadura requiere, y lo que representa, por el contrario, el talante político del actual Presidente de Cantabria, que ha actuado, desde su toma de posesión, con diligencia y sustentado la toma de decisiones en la prudencia y la reflexión con el ánimo de dotar a la Fundación Comillas de un proyecto sensato, creíble y cimentado en el rigor.

 

Tribuna de opinión publicada el 1 de febrero de 2014 en El Diario Montañés

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