Miguel Ángel Revilla ya no habla del tren. No le interesa. El acuerdo alcanzado por el Gobierno de Cantabria y el Ministerio de Fomento para mejorar la línea Santander-Palencia y acortar en una hora la duración del trayecto entre Santander y Madrid, reduciéndolo de las actuales cuatro horas y media a tres horas y media en 2015, no parece interesarle. Como hace en relación con tantos otros asuntos que ponen en evidencia el fracaso de su gestión (Racing, GFB, Autovía Solares-Torrelavega, finalización de las obras del Hospital Marqués de Valdecilla), el que fuera presidente regional en el periodo 2003-2011 prefiere guardar silencio.
Atrás quedan sus 'bravatas'. Atrás quedan aquellas palabras de 'Queremos tren, queremos tren' pronunciadas en el Palacio de Festivales. Atrás quedan sus abrazos y sus besos con el entonces ministro José Blanco. Atrás quedan los sacrificios de bueyes en la localidad de Monzón de Campos (Palencia), que más recordaban las 'hecatombes' de los héroes de la Grecia clásica que el comportamiento que se espera de un gestor público del siglo XXI. Atrás queda en definitiva la historia de un engaño, porque el proyecto del AVE a Santander fue eso: un engaño, una mentira, una farsa.
Ahora, en cambio, hay una realidad. Frente a la mentira de tanto tiempo, cuando el AVE consumía ríos de tinta en los periódicos pero nada más, porque nunca se hizo nada para concretar esa inversión, ahora la mejora de las conexiones ferroviarias es una realidad.
¿Y en qué consiste esa realidad? La semana pasada lo explicó en el Parlamento el consejero de Innovación, Industria, Turismo y Transporte del Gobierno de Cantabria, Eduardo Arasti.
Por una parte, el compromiso del Ministerio de Fomento implica una inversión inmediata de 95 millones de euros para mejorar el trazado entre Santander y Palencia, poner fin a los problemas de la catenaria y reducir en una hora la duración del trayecto entre Santander y Madrid. Gracias a ella será posible viajar a la capital de España en tres horas y media, lo que convertirá al tren en el medio más rápido para llegar desde el centro de Santander hasta el centro de Madrid. Y, lo que es más importante, en el compromiso no se habla de inversiones 'sine die', sino de actuaciones ya mismo. De hecho, el nuevo tren estará en servicio en el año 2015. Teniendo en cuenta las actuales dificultades presupuestarias, el acuerdo alcanzado por Ignacio Diego y Ana Pastor tiene un enorme valor para Cantabria.
Por otra parte, el Ministerio de Fomento se ha comprometido a poner en marcha los estudios necesarios para estudiar la mejor alternativa con el fin de conectar Cantabria con la red española de Alta Velocidad. Ese trabajo que en el pasado se hizo en relación al País Vasco, Asturias y Galicia, pero que en Cantabria no existió por la dejadez e irresponsabilidad del anterior presidente regional, Miguel Ángel Revilla, se acometerá en Cantabria de una vez por todas. De este modo, Santander se conectará con la red española de Alta Velocidad tan pronto como sea posible y en las mejores condiciones. Eso es lo que se ha negociado.
Es curioso que, después de hablar del AVE durante tantos años, en Cantabria no haya proyectos, ni estudios informativos, ni expropiaciones de terrenos, ni nada. Aunque hubiera dinero en este momento, un proyecto como ese tardaría en ponerse en marcha varios años, dado el retraso que ha acumulado en la última década. Lo que se pretende ahora es completar ese trabajo y, tan pronto como la situación presupuestaria lo permita, conectar Santander con la red nacional de Alta Velocidad en las mismas condiciones que las principales ciudades de nuestro entorno.
A juicio del Partido Popular, el acuerdo que han alcanzado el Gobierno de Cantabria y el Ministerio de Fomento, y que anunciaron hace días el presidente Ignacio Diego y la ministra Ana Pastor, resulta de gran transcendencia para el presente y para el futuro de Cantabria. Para el presente, porque ya mismo se producirá un avance enorme. Para el futuro, porque resuelve una asignatura que esta región tenía pendiente desde hacía mucho tiempo.
Esto explica que Miguel Ángel Revilla ya no quiera hablar del tren. Porque su gestión de ocho años al frente del Ejecutivo regional ha quedado en evidencia en este como en otros muchos asuntos. Porque se demuestra que el actual presidente ha resuelto con éxito una negociación muy importante para esta tierra. Y porque queda de manifiesto que antes había quien acudía a negociar rodeado de fotógrafos para luego no traer nada a Cantabria, y que ahora hay quien negocia en silencio, dialoga con seriedad y sólo habla cuando tiene resultados concretos que poner sobre la mesa.
Las palabras de Miguel Ángel Revilla se las llevó el viento. Por eso ahora guarda silencio. Pero más allá de las palabras, hay quien ofrece resultados. Y en este asunto de las inversiones ferroviarias para Cantabria, ese es Ignacio Diego.
Tribuna de opinión publicada el 29 de mayo de 2013 en El Diario Montañés