Revilla y el oportunismo político
Iñigo Fernández, diputado regional del Partido Popular
Iñigo Fernández, diputado regional del Partido Popular
A ningún ciudadano de Cantabria le sorprende ya ver a Miguel Ángel Revilla haciendo uso del 'oportunismo'. Durante toda su trayectoria política, ese fue uno de sus rasgos más acusados. Defendió a los ganaderos durante el proceso de adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE), pero luego se olvidó de ellos; hizo del Santander-Mediterráneo y del túnel de La Engaña una bandera política, pero luego se olvidó de ello; prometió a los comerciantes de Santander que no permitiría la instalación de El Corte Inglés, pero luego se olvidó de ellos... La relación de promesas e incumplimientos es larga, tanto como su trayectoria política.
Últimamente, Miguel Ángel Revilla ha vuelto a hacer uso de su característico 'oportunismo' y lo ha hecho como en los mejores tiempos. Pero lo novedoso es que en su comportamiento parece olvidar que hasta hace sólo unos meses él fue el presidente del Gobierno de Cantabria y él fue el responsable de la mayor parte de los asuntos por los que ahora clama.
Para descubrir la perversión de su estrategia, nada mejor que recurrir a algunos ejemplos.
Infraestructuras
Hace dos semanas, el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) convocó a todos sus militantes y a todos los cántabros a una manifestación para reclamar la reanudación de las obras de la Autovía Solares-Torrelavega. A la convocatoria acudieron 320 personas. Ni siquiera asistieron la totalidad de alcaldes y concejales regionalistas.
En el 'pinchazo' pudo haber influido que los cántabros han dejado de creer en Revilla cuando habla de reivindicar inversiones, dados los resultados de esas mismas reivindicaciones cuando era presidente. Las obras de la Autovía Solares-Torrelavega se paralizaron en el año 2010, pero Revilla no creyó oportuno convocar una manifestación entonces - ¡Cuánta más fuerza hubiera tenido hacerlo como presidente regional! - y en su lugar se dedicó a darse abrazos y besos con el ministro José Blanco. Por entonces gobernaba en coalición con los socialistas y se debía por completo a ellos. Quizá por eso se mostró entusiasta con José Blanco cuando este visitó Santander el 11 de agosto de 2010 y prometió que, de la noche a la mañana, en tiempo rércord, traería el AVE a Santander. No había financiación, ni estudio informativo, ni proyectos técnicos, ni nada de nada, pero Revilla dijo creerle. Debió ser el único cántabro que lo hizo.
El resultado de la visita del ministro fue que del Ave no había nada; que la autovía Solares-Torrelavega seguía paralizada; que de los proyectos de Los Tornos, San Glorio y el Desfiladero de La Hermida ni se hablaba... Aquello que ahora tanto preocupa a Revilla, no le preocupaba hace dos años.
Revilla y Blanco cenaron aquella noche en un conocido restaurante de Santander. Eran días de 'vino y rosas': tomates, anchoas, pulpo, maganos y dorada. Aurora Díaz, Javier López Marcano y Guillermo Blanco también asistieron. Dos años después, todos ellos se dieron cita en Solares para reivindicar lo que, curiosamente, no fueron capaces de lograr en aquella cena de triste recuerdo para Cantabria.
Recortes
Otro episodio reciente es la asistencia de Miguel Ángel Revilla a una manifestación para protestar contra los recortes en la administración. Quien ha sido el máximo responsable de haber dejado las finanzas de Cantabria en una situación insostenible; quien ha multiplicado por cuatro la deuda de la comunidad autónoma en los últimos años; quien ha disparado el gasto en empresas públicas hasta perder 50 millones de euros cada año - con lo de dos años se podría acabar Valdecilla -; quien dejó todas sus obras sin pagar para que lo hicieran sus sucesores, bajo el eufemismo de 'financiación estructurada'... este hombre se permite el lujo de protestar contra unos recortes que no son tales, sino ajustes imprescindibles para que la administración regional no entre en bancarrota.
Es más, el mismo Revilla tenía aprobado un plan de reequilibrio económico-financiero para después de las elecciones, que contemplaba ahorrar 270 millones de euros con recortes en temas tan sensibles como el transporte escolar o la sanidad. Pero de eso ya no se acuerda: el hombre del 'oportunismo' se presenta en la manifestación y clama contra los recortes.
Hospital Valdecilla
La última muestra de hasta dónde se puede llegar tiene que ver con el resultado de la reunión mantenida en La Moncloa entre Mariano Rajoy e Ignacio Diego, a propósito de la financiación del Hospital Marqués de Valdecilla. Que sobre este tema se atreva a hablar Revilla de "decepción absoluta" es, sencillamente, indignante.
Durante ocho años, su gobierno fue incapaz de ingresar un solo euro procedente de los presupuestos del Estado para financiar el sobrecoste de las obras de Valdecilla. Ni un euro. Y ahora critica las gestiones del presidente regional. El compromiso de 'buscar fórmulas de financiación' no es una solución definitiva, pero sí es el primer paso hacia ella. En ocho años, Revilla no fue capaz de dar un solo paso en esa dirección.
Infraestructuras, recortes, Valdecilla... a algunos todo les vale. Afortunadamente, a los cántabros no todo les vale, como desmostraron en mayo y en noviembre castigando en las urnas a los oportunistas.
Tribuna de opinión publicada el 26 de marzo de 2012 en El Diario Montañés
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