El Partido Popular (PP) abre hoy en Sevilla su XVII Congreso Nacional, con la asistencia de 3.172 de delegados de toda España y 63 de Cantabria. Aparentemente parece un congreso de trámite, pero no lo es. El liderazgo de Mariano Rajoy nadie lo cuestiona y los órganos de dirección del partido se renovarán sin sobresaltos y en medio de la mayor de unidades (a diferencia de lo sucedido con los socialistas hace apenas quince días), pero no es un congreso de trámite porque los compromisarios tienen ante sí la responsabilidad de definir, en las ponencias correspondientes, las políticas que los gobiernos del PP han de desarrollar a lo largo de los próximos cuatro años en la mayor parte de las instituciones públicas de España.
Nunca, en democracia, un partido había disfrutado de tantas cotas de poder. Pero nunca hasta ahora, tampoco, se habían depositado tantas responsabilidades sobre las espaldas de una misma formación política. Por eso no es un congreso de trámite, sino un foro de debate sobre el que se depositarán las miradas de toda la sociedad española.
La situación del país es de todos conocida: una economía en recesión, más de cinco millones de parados, el déficit público situado en el ocho por ciento, la deuda de las administraciones públicas disparada por encima del sesenta por ciento... Esa es la herencia que han dejado los socialistas después de ocho años de gobierno. Los compromisarios que asisten al congreso del PP se enfrentan, por tanto, a una responsabilidad que va mucho más allá de la simple renovación de los órganos de dirección del partido. El futuro de España depende de lo que se decida estos días en Sevilla, pues del acierto de las políticas del PP depende que España pase definitivamente la página de una de las etapas más negras de su historia, protagonizada por los socialistas.
¿Cuáles son los retos de este momento? En primer lugar el económico. Promover las reformas que permitan a España salir de la crisis es no sólo un deseo, sino una necesidad. La sociedad española demanda cambios y así lo ha expresado claramente en las dos últimas ocasiones en que ha sido convocada a las urnas, el 22 de mayo de 2011 y el 20 de noviembre de 2011. Dinamizar un país exhausto, recuperar la senda del crecimiento, crear las condiciones para la generación de empleo, adaptar los niveles de gasto de las administraciones públicas a las posibilidades de la sociedad española... Todo eso debe hacerse como resultado de las políticas que estos días definan en Sevilla los compromisarios del PP.
Pero los retos del PP van mucho más allá. Las políticas económicas, las reformas imprescindibles para promover la recuperación económica, no deben perder en ningún caso la perspectiva de lo social, porque ese es el compromiso asumido ante la sociedad española. Es preciso redimensionar el tamaño del sector público y cuadrar los ingresos y los gastos de las administraciones públicas, pero también mantener y garantizar pilares básicos del estado del bienestar como son las pensiones de jubilación, la sanidad pública universal o la educación generalizada y gratuita. Las reformas económicas deben acometerse de inmediato -ya se están acometiendo- pero nadie, ni un sólo español, debe quedar por el camino. Definir el carácter social de las reformas es, pues, el segundo de los grandes retos a los que se enfrentan los compromisarios que estos días asisten en Sevilla al XVII congreso nacional del PP.
Los españoles esperan mucho del PP y eso lo saben todos los compromisarios que asisten a este congreso en representación de cada una de las ciudades, comarcas y provincias españolas. Por eso no cabe hablar, en ningún caso, de un encuentro de trámite, sino de un congreso de ilusión, de propuestas y de debate.
La tarea de gestionar el Gobierno de la Nación, los gobiernos de las comunidades autónomas y los ayuntamientos de la mayor parte de España está llena de retos, pero también de ilusión. Y esa ilusión debe proyectarse en cada uno de los debates y en cada una de las propuestas que se definan como resultado de estos. Y transmitirse adecuadamente al conjunto de la sociedad española.
Mucho más que el del Partido Popular, el futuro de España pasa estos días por Sevilla. Y con ese ánimo se reúnen desde hoy en Sevilla 3.172 delegados de toda España, y 63 de Cantabria, en un congreso que, más allá de las apariencias, no será ni mucho menos de trámite.
Tribuna de opinión publicada el 17 de febrero de 2012 en El Diario Montañés