INTERVENCION DE MARIA JOSE SAENZ DE BURUAGA:
A lo largo de los últimos días del mes de enero, sucesivas actuaciones del Gobierno Regional han centrado tanto la actualidad informativa como diversos espacios de opinión, sin duda alguna, por estar muy alejadas de lo que debe entenderse como la acción de gobierno "normal" de un Gobierno "normal".
El diagnóstico de cuanto estamos viendo a nuestro alrededor es claro: La gestión del bipartito PRC-PSOE se cae a pedazos. Y sus manifestaciones también lo son: Un Gobierno absolutamente noqueado, tratando de huir de los problemas que él mismo ha generado durante ocho años de incapacidad y vanidad. Con un Presidente al frente que, con la llegada del periodo electoral, parece haberse metido a bombero.
Pero permítanme acompañar estas valoraciones de cuatro ejemplos muy recientes.
Primero. La ley de montes. Un compromiso calificado de fundamental por este ejecutivo que después de haber dormido 7 largos años en un cajón, irrumpía con ímpetu en la recta final de la presente legislatura para ser aprobado por Consejo de Gobierno el pasado 13 de enero.
Nada importó generar un grave conflicto como nada importó pasar por encima de los afectados y de sus justas reivindicaciones HASTA que a cuatro meses de las elecciones Miguel Angel Revilla echa cuentas de su seguro coste electoral y toma conciencia de la amenaza que puede suponer fuera y dentro de sus propias filas. Momento en el que el Gobierno decide "aparcar" la Ley de Montes.
APARCAR -que no retirar- la Ley de Montes, porque solicitar un informe del Consejo de Estado no es otra cosa que dar largas a una tramitación que continúa, MIENTRAS sigue sin querer hincarle el diente al verdadero problema que sigue ahí y es la desafectación de los enclaves y propiedades ocupadas en los montes de utilidad pública.
Segundo. El famoso PSIR de El Bojar. Otro proyecto estrella y absolutamente vital para este Gobierno que después de llevar años declarado- 2006- y sin desarrollar, se aprueba inicialmente en junio del pasado año.
La jugada se repite, y así, después de generar un problema donde no le había, después de años de menosprecio e insensibilidad hacia los afectados, y después de haber votado en contra de su retirada en sede parlamentaria, la inmediatez de las elecciones hace temer a Revilla un profundo daño a su imagen electoral y anunciar el feliz desistimiento del proyecto.
El tiempo dirá si estamos ante un archivo definitivo o un simple periodo de reflexión motivado por pura conveniencia electoral, pero lo único cierto es QUE el mismo Gobierno que decía que los afectados no tenían razón se ha visto obligado hoy a dársela; QUE aquéllos que desde el Gobierno dijeron que el PSIR se haría SI o SI se han visto obligados hoy a proponer su archivo, y QUE es el propio Gobierno hoy el que deslegitima su propio PSIR.
Reconociendo que tras su declaración nunca hubo un verdadero interés regional, sino un interés exclusivo del propio Gobierno que es bien distinto, y reconociendo que fue declarado y aprobado sin justificación y sin tan siquiera haber explorado y promovido cauces de colaboración con los Ayuntamientos que los demás defendimos desde el primer minuto.
Tercero. Los derribos. Más de lo mismo.
Y es que después de años dando la espalda al calvario que sufren los afectados, después de lavarse las manos una y otra vez descargando toda la responsabilidad sobre los Ayuntamientos, después de demasiadas actuaciones fallidas, y después de haber cerrado la puerta a incorporar a la ley aprobada en el mes de julio las garantías de indemnidad de los propietarios afectados, el Gobierno responde ahora al mandato del Parlamento aprobando una nueva reforma legal que pretende aparentar de nuevo "ser la solución".
Causa sorpresa cuando menos, que después de años oyendo al Presidente de Cantabria y al Sr. Mazón decir que el problema y la solución está en manos de los Ayuntamientos, estos últimos hayan sido totalmente ajenos a su aprobación, como causa preocupación el modo en que se ha esquivado tanto a la Comisión de Seguimiento como a los Grupos Parlamentarios - al menos el Grupo Popular- en aras de un consenso que siempre hemos estado empeñados en mantener.
Una vez más da la sensación de que la cercanía de las elecciones y la urgente necesidad del Sr. Revilla de desactivar otro foco de conflicto que durante años no le ha importado en absoluto, están detrás de este gesto cuya eficacia está aun por acreditar. En cualquier caso, su propósito no es nuevo: el de despachar este asunto y conceder un periodo de gracia al Gobierno de cara a la inminente cita electoral.
Y finalmente. La Ley de Costas. Otro grave problema en el que los afectados somos todos, propietarios y concesionarios, tejido productivo, y el empleo en nuestra Comunidad, y en que el este Gobierno es el gran ausente.
Ha medido mal su reacción el Sr. Revilla si se cree que para aplacarlo bastará con su cambio de criterio en relación a los dos chiringuitos del puntal, donde su Gobierno ha pasado de redactar un informe que aconsejaba su derribo, a remitir un escrito a Costas abogando por su mantenimiento basado en un interés social que algunos siempre hemos defendido.
"Ahora por lo menos reconocen que pueden escribir a costas." Pero eso no basta. Y es que la teoría de que la competencia estatal no permite margen alguno de actuación a la que nuestro Gobierno se aferra para capear el temporal, cae por su propio peso al comparar la actuación de nuestro Gobierno con la de otros Gobiernos Autonómicos.
Gobiernos que han estado y están al lado de sus afectados, Gobiernos que han promovido soluciones en sus respectivas CCAA y Gobiernos que han instado diferentes propuestas para la modificación de la Ley en el Senado.
¿Por qué los senadores catalanes de Convergencia y Union si han podido hacerlo y los senadores cántabros del Sr. Revilla, los senadores socialistas no? ¿Qué le ha impedido al Sr. Revilla atender y defender la iniciativa del Partido Popular que cuenta con el apoyo de toda la sociedad de Cantabria menos de su Gobierno?
Una vez más su obligada sumisión a quien le hizo presidente. Una sumisión que le impide alzar la voz por los intereses de los cántabros. En política querer es poder y está claro que en este caso, ni quiere, ni puede, ni se le espera.
Conclusiones con las que cerrar este análisis.
Primera. Que estamos en presencia de un gobierno agotado cuyo único proyecto hoy es el de recular, maquillar la realidad todo lo posible y evitar su propio desmoronamiento. Hoy se pone de manifiesto de una forma brutal la improvisación, la clara incoherencia en el ejercicio del poder de la que los cántabros somos víctimas así como la grave desconfianza, inseguridad política, jurídica y económica que este Gobierno representa.
Segunda. Que las decisiones de este Gobierno y sobre todo de su Presidente, no responden ni a convicción, ni al razonamiento o sentido común, ni mucho menos aún a sensibilidad social. Responden a lo único que le preocupa que es el desgaste de su imagen personal, son la respuesta al único estímulo al que es sensible que no es la pérdida de confianza de los ciudadanos, sino los titulares y las encuestas y sirven a su único principio que es preservar a cualquier precio su sillón presidencial.
Tercera. Que este es el Gobierno que ha conseguido reunir la más larga lista de afectados por su gestión. Afectados que saben quien les acompañó en su larga soledad, que saben quien es fiable y quien no y que saben que la única garantía cierta para la solución de su problemas pasa por un cambio de Gobierno en Cantabria.
Porque socialistas regionalistas ya han gobernado durante 8 años durante los que todos hemos podido ver lo que han hecho y como lo han hecho. Y porque las soluciones que están donde el Partido Popular dijo que estaban no pueden venir de quien está dispuesto a cambiar convicción, palabra y políticas por un puñado de votos.
Y cuarta. Que asusta. Asusta la réplica perfecta, la total identificación de un Presidente que, también en esto, es el vivo retrato de quien le designó y le mantiene a su servicio. El Sr. Zapatero.
Dos políticos que por cálculo electoral son capaces de someterse a tan plena como falaz reconversión, que les da igual decir hoy una cosa y mañana la contraria, que son absolutamente inmunes al sufrimiento humano que generan y que están sumiendo al país y la región en una derrota que no merece ni puede soportar.
No me caracterizo yo por coincidir con Felipe González pero parecía estar pensando en ambos cuando acuñó esa célebre frase que decía que "rectificar es de sabios y de necios tener que hacerlo a diario". Y es que como en alguna ocasión he dicho estamos en las peores manos posibles en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia.
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