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Diego: "Ustedes son el principal problema y, por tanto, cualquier solución pasa por un cambio de modelo, un cambio de gestión, lo que sólo es posible con un cambio de gobierno"

El presidente del Partido Popular explicó en el Parlamento los motivos por los que el grupo parlamentario Popular ha presentado una enmienda a la totalidad. Para Ignacio Diego, un presupuesto hecho con los misma filosofía que en el año 2005, cuando actualmente hay una grave crisis económica, es la mejor muestra de que no sólo hay que cambiar este presupuesto, sino que es necesario cambiar de gobierno.

 

INTERVENCIÓN DE IGNACIO DIEGO
Debate Enmienda a la Totalidad
23/11/2010

Gracias Señor Presidente:

Hoy afrontamos el último gran debate de la presente legislatura. Un debate, además, especialmente trascendente pues en él abordamos las cuentas públicas para el próximo ejercicio y con ello la política económica del gobierno.

Nuestro grupo ha estudiado con detenimiento su proyecto de ley de presupuestos y es por ello que hoy defendemos una enmienda a la totalidad con el objetivo de que estas cuentas sean devueltas al gobierno.

Todo experto de cualquier ámbito que ha analizado estas cuentas, coincide en que no sólo no van a servir para iniciar la superación de la crisis, sino que servirán para agravarla.

Son unas cuentas que no son ni austeras ni sociales, porque las restricciones recaen, en buena parte, en los sectores económicos y sociales más desfavorecidos, que son los que más precisan el apoyo público.

Son inadecuadas, porque no presentan actuaciones que vayan en la dirección de la creación de empleo, que es, sin duda alguna, el principal problema social y económico de nuestra región.

Son inadecuadas, porque suben los impuestos a las familias y empresas, y no lo hacen para mantener el gasto social, como nos dice el gobierno -ya que el gasto social en su conjunto se reduce y de forma drástica-.

Y son inadecuadas, además, porque recortan considerablemente las inversiones, impidiendo así la recuperación de algunos sectores productivos y ponen, por ello, en peligro muchos puestos de trabajo, como ocurrió ya con los presupuestos del pasado ejercicio.

Las consecuencias de su modelo de política económica ya los conocemos, no es algo que debamos suponer o algo sobre lo que debamos especular. No, ya se conoce el resultado.

El resultado es el fracaso de su modelo, como lo demuestra que estemos peor en prácticamente todos los indicadores: peor en empleo, en déficit, en deuda, en tasa de actividad e incluso en transparencia.

Sus recetas para salir de la crisis no funcionan, pero ustedes perseveran en su forma de hacer las cosas y las consecuencias las pagamos todos.

Ustedes son el principal problema y, por tanto, cualquier solución pasa por un cambio de modelo, un cambio de gestión, lo que sólo es posible con un cambio de gobierno.

Ya no es un problema de tiempo, porque su fracaso no es achacable a las circunstancias exteriores. Han gobernado en los tiempos buenos y en los tiempos difíciles, y en ambas coyunturas han sido unos pésimos gestores.

No le echen la culpa a la crisis porque han gobernado más años con un entorno favorable que desfavorable, y aún así su balance es lamentable.

¿Dónde están todas sus promesas?, ¿en qué quedaron todos sus grandes proyectos?, ¿dónde están los avances que nos garantizaron?.

Hace falta un cambio, hace falta un gobierno que fije un rumbo claro hacia un objetivo, que no es otro que salir de la crisis.

Su gobierno nunca ha tenido rumbo ni proyecto, porque es el producto de una cohabitación más o menos conflictiva en la que lo que les ha unido no ha sido ni un modelo, ni una idea, sino el interés de perpetuarse en el poder.

En esa cohabitación ha faltado dirección, ha faltado liderazgo, ha faltado coordinación, y cuando eso ocurre se camina a la deriva, con ocurrencias dispares, y con parcelas estancas, donde cada cuál hace lo que le viene en gana, olvidando el interés común.

Porque un gobierno no es un reparto, sino un equipo, o de lo contrario ocurre lo que hemos visto durante estos años: una ineficacia absoluta en la gestión.

Hoy, de nuevo aunque por última vez, presentan un presupuesto sin estrategia, y sin objetivos. Un presupuesto en el que no hay medidas contra la crisis ni planificación de nuestro futuro.

Esa ausencia de modelo, de proyecto político, produce una enorme crisis de confianza, y sin confianza no hay reactivación posible. Nadie cree en este gobierno de Revilla y Gorostiaga, porque esa es la consecuencia inevitable de perpetuarse en la mentira.

¿Quién puede confiar en un gobierno cuyas cuentas públicas están en manos de un Consejero como el Señor Agudo? El corresponsable junto a Revilla de fracasos como GFB o el Ecoparque Besaya, por citar alguno, que son los dos mayores fiascos empresariales de toda nuestra historia regional.

El problema no es ya el de incrementar o disminuir tal o cual partida, sino el de hacer un presupuesto, desde la base, que contenga estrategias claras para luchar contra la crisis.

Su presupuesto mantiene la línea de los precedentes y lleva inexorablemente al empobrecimiento de nuestra región y sus gentes, porque se sustenta, precisamente, en cuatro principios erróneos:

-Mayor esfuerzo fiscal
-Menor inversión
-Mayor endeudamiento
-Falta de austeridad y de transparencia.

Cuando, por la caída de la actividad y el empleo, las administraciones recaudan menos sólo caben dos estrategias: la suya que es la equivocada, pasa por subir los impuestos a los ciudadanos y las empresas, y la nuestra: aplicar serías restricciones en el gasto público con el fin de que las familias y las empresas dispongan de más recursos para mantener la demanda de bienes y servicios, y la capacidad inversora.

Ustedes llevan ya varios ejercicios fracasando al aplicar su modelo de subida de los impuestos, lo que conlleva menos capacidad de gasto de las familias, menor capacidad inversora de las empresas, y, por tanto, caída de la actividad y del empleo.

Pero, lo peor de todo, es que justifican esta política de expolio al ciudadano con la mentira: dicen que sólo así garantizan las políticas sociales, pero la verdad es que a la vez que suben los impuestos, recortan las políticas sociales, como han recortado el salario de miles de empleados públicos y millones de pensionistas, y lo que no recortan, sino que crece, es el abuso de la posición de privilegio de quienes gobiernan. Lo que mantienen y aún incrementan son los gastos de personal del entramado público empresarial y su capacidad de endeudamiento.

No engañen a la gente diciendo que ese gasto es el chocolate del loro, porque no lo es. Que las empresas públicas de Cantabria, sólo en gastos de personal, hayan pasado de tener en 2.003, 7 millones de euros, a 63 millones de euros este año, es decir, de 1.164 millones de pesetas a tener en el próximo ejercicio unos 10.449 millones de pesetas, es una auténtica barbaridad.

Ese es su modelo, y no se queda ahí, es un modelo en el que el Gobierno debe cientos de millones, a las empresas privadas cántabras, comprometiendo seriamente su futuro.

Nuestro modelo es el contrario: Ni un euro de incremento en los impuestos a los ciudadanos y reestructuración inmediata del sector público empresarial.

En nuestro Partido tenemos claro que la primera premisa de un presupuesto público es la racionalización del gasto. Y racionalizar el gasto significa garantizar los servicios públicos esenciales y garantizar las prestaciones sociales.

Porque no es preciso recortar nada indispensable; lo indispensable es recortar todo lo accesorio, y hay muchísimos gastos accesorios de la administración regional que deben ser recortados.

Lo accesorio no es necesariamente superfluo, pero cuando no hay dinero para todo se ha de gastar en lo prioritario y accesorio es aquello que no es prioritario, y lo único prioritario es garantizar el bienestar de las personas, garantizar su sistema de protección, y hacer el esfuerzo en las políticas que dinamicen la economía, permitan generar actividad y, por tanto empleo.

Todo lo que no sea trabajar directamente y con intensidad en esa línea es, ahora mismo, dilapidar recursos, impedir la salida de la crisis, y poner en jaque la propia viabilidad del sistema.

Su modelo también se caracteriza por reducciones muy significativas precisamente donde no se debe: ha bajado el gasto sanitario (servicio cántabro de salud -8%), el fomento del empleo (-11%), ganadería y pesca (-13%), educación (-6%) e industria (-35%).

Nada nuevo, si tenemos en cuenta que la filosofía que anida en este presupuesto del gobierno del Señor Revilla, es exactamente la misma que la del Presupuesto del Estado del Sr. Zapatero, que sin haber recortado los gastos corrientes, hace que las inversiones en Cantabria se hayan reducido un 55%.

Hasta en esto tienen ustedes, Revilla y Zapatero, una plena identificación y coincidencia.

La austeridad que ustedes promueven es austeridad para los ciudadanos, para los profesionales de los sectores estratégicos, y nada de austeridad para ustedes ni para los amigos colocados en el entramado público empresarial.

Y para llevar a cabo su modelo hay una condición indispensable: la falta de transparencia, porque esa falta de transparencia es la que les permite ocultar el uso del dinero público que es, en muchos casos, absolutamente intolerable.

Ustedes no dan información porque prefieren la vergüenza de que Cantabria encabece los índices nacionales de mayor ocultación, lo prefieren a que se conozca, cómo y en qué, gastan ustedes el dinero de los cántabros.

Hace bien pocos días hemos conocido el caso del Consejo Económico y Social donde se ha usado el dinero público para comer y beber sistemáticamente a cuerpo de rey. Ustedes, Revilla y Agudo, lo sabían desde hace años y lo han consentido porque les parece lo normal, porque es una práctica habitual y conocida de su gobierno y de los cargos que orbitan a su alrededor.

Nuestro modelo, evidentemente, apuesta por la transparencia y articulará por ley los mecanismos de control parlamentario del gasto de todos y cada una de las empresas en las que exista participación pública.

Los ciudadanos tienen el derecho a saber con todo detalle en qué se utiliza hasta el último euro de sus impuestos. Esa es la mejor garantía para evitar abusos y para que estos abusos no se conviertan en su norma habitual de comportamiento. Como está ocurriendo con ustedes, razón por la que ocultan con tanto celo sus Libros Mayores de gasto.

Tenemos pues, más impuestos, más esfuerzo fiscal, recortes en las principales políticas sociales, y mayor gasto en el entramado público empresarial, que lejos de ser un apéndice, tiene hoy día la dimensión de una auténtica administración paralela en la sombra. Algo que es insostenible.

Pero aún nos quedan dos características de sus presupuestos que, sumadas a las anteriores, los convierten en un auténtico instrumento para el desastre: la caída de la inversión pública y el brutal endeudamiento.

Seguramente todos estamos de acuerdo en la necesidad de la inversión pública como motor de la actividad económica en tiempos de crisis.

Pero el problema radica en que, ustedes dicen una cosa y hacen la contraria. Pregona el Keinesianismo, es decir, la inversión como solución a la crisis, pero en su presupuesto, lo que hacen es recortar drásticamente las inversiones.

Una reducción tan acusada, como que cae por debajo de los niveles de la del año 2.003 y baja respecto a 2.010 un 18%.

Esta caída de la inversión presupuestada por su gobierno, sumada al enorme recorte de las inversiones del Estado a Cantabria y que se han cebado en nuestra región hasta el punto de que Zapatero y Revilla nos han hecho líderes nacionales de la caída de las inversiones (otro éxito indudable de estos dos amigos y socios), esto va a tener un efectos muy graves sobre la actividad económica regional, y, lo que es aún peor, sobre el empleo.

Si en la situación actual hemos traspasado la dramática barrera de los 40.000 desempleados, si presentamos una de las tasas de actividad más bajas de España, si se acercan a la barrera de diez mil los hogares con todos sus miembros parados, la caída de la inversión pública, tanto por el Estado como por la propia Comunidad, es un factor que tendrá gravísimas consecuencias sobre un mercado de trabajo muy deteriorado.

Que el gobierno apueste por el recorte de la inversión, y que, a su vez, recorte las políticas de empleo y no presente en este presupuesto ni una sola medida excepcional en materia de empleo, sino al contrario, recorte los ya escasos recursos destinados a fomentar el empleo, significa que ustedes están derrotados y han decidido abandonar a su suerte a las empresas y a los trabajadores de nuestra región. No tiene otra explicación. Están derrotados.

Con la frase "esto es lo que hay", pronunciada por el Sr. Revilla cuando conoció la caída de la inversión del Estado, que deja a Cantabria como la región con un mayor recorte de toda España, queda patente que ante su incapacidad sólo les queda resignación.

Resignación a ser los últimos, a ser los peor tratados, y a ser los engañados, ¿Cómo vamos a salir de la crisis si el gobierno de Zapatero no sólo recorta las inversiones para Cantabria plasmadas en los Presupuestos, sino que, lo que es aún peor, no se licita ni siquiera el 10% de lo que se compromete?.

En el periodo del 1 de enero al 1 de octubre de 2.010, se ha licitado obra por importe de 31 millones de euros, la cifra menor de toda la historia en Cantabria. ¿Cómo se va a dinamizar la economía si la inversión pública está absolutamente paralizada?

No es posible; pero ante este hecho el Sr. Revilla dice que "esto es lo que hay", y efectivamente lo que hay es un gobierno fracasado, resignado y que renuncia al regionalismo y a la reivindicación de los derechos de los cántabros. Esto sí es lo que hay.

Han fracasado, como dije, en prácticamente todos los frentes, no habrá casi ningún hito por lo que recordar su años de gobierno, pero eso no quiere decir que no tendremos presente su herencia, porque varias generaciones de cántabros pagarán la deuda contraída por su mala gestión y sus años de despilfarro sin rumbo.

Porque su modelo, o su falta de modelo, ha tenido todos los vicios de una mala gestión, y uno muy destacado: el incremento exponencial de la deuda.

En 2.003 la suma de la deuda del Gobierno más las Empresas Públicas era de 319,5 M€ ustedes lo hicieron crecer hasta los 552 M€ a 31 de diciembre de 2.009, pero la previsión de deuda para 2.011 ustedes la han fijado en 1.591 M€, es decir, la suma de toda la Deuda Acumulada en toda la historia de Cantabria hasta 2.003 era de 319.5 M€ y ustedes la van a llevar hasta los 1.591 M€ .

Sólo un dato útil como referencia. El Presupuesto total para este año son 2.300 M€.

Su política económica nos hundirá aún más en la crisis porque su gestión aúna todos los elementos para ello: parálisis de las inversiones públicas, crecimiento desorbitado de la deuda, ausencia de estímulos para el empleo, abandono de los sectores productivos tradicionales, falta de austeridad, subida de los impuestos a los ciudadanos y a las empresas, y recorte de las política básicas de nuestro bienestar, educación, sanidad y empleo.

Caminan ustedes en la dirección contraria, son ustedes el principal problema y por ello la mejor solución, por no decir la única, es un cambio de gobierno para hacer, justamente, lo contrario de lo que ahora hacen.

Nuestro modelo está en las antípodas de lo que ustedes vienen realizando. Nosotros proponemos una política de racionalización de los gastos improductivos que permita concentrar los recursos en el mantenimiento de la inversión pública y en los servicios esenciales, como son la sanidad y la educación.

Nuestro modelo plantea una limitación del endeudamiento vinculado exclusivamente a actuaciones estratégicas y una drástica reducción inmediata del sector público empresarial porque la dimensión actual, la que ustedes han promovido, es, sencilla y llanamente, insostenible para las arcas públicas.

Es importante recordar que si el sector público consume una parte esencial del crédito disponible y, además como es su caso, contrae millonarias deudas con los proveedores ¿cómo piensan que va a sobrevivir el sector empresarial privado cántabro?, ¿cómo se van a financiar los proyectos empresariales?

Nuestro modelo plantea la reducción selectiva de los impuestos a las familias y empresas como medida de estímulo al consumo y la inversión. Hay que sentar las bases para que sea la iniciativa privada quien recupere su capacidad tractora de la economía, porque o conseguimos que así sea o no hay salida.

Su modelo agota los recursos porque no genera actividad productiva y limita la capacidad del sector privado para generarla, crea paro y con ello incrementa los costes de las políticas sociales asistenciales, y como no recauda, recurre a la deuda. Pero este modelo tarde o temprano colapsa.

Nuestro modelo, por el contrario, recuerda que no hay más camino que el recuperar nuestra capacidad productiva y con ella el empleo, y para eso es condición indispensable que la sociedad civil, es decir las familias y empresas, dispongan de la mayor cantidad de recursos posible. Quien debe apretarse el cinturón es la administración, y la única forma de captar recursos es, justamente dinamizar la actividad y no subir los impuestos, sino todo lo contrario: bajarlos.

Su modelo es insostenible y ya hay alarmas que avisan de riesgos en la sostenibilidad de las cuentas públicas. Alarmas que todo el mundo ve, excepto este gobierno, que comparte ceguera e incompetencia con el gobierno de Zapatero.

Estas cuentas son la plasmación de su política, por eso no es suficiente cambiar las cuentas, es necesario, -es indispensable-, cambiar de gobierno.

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