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Santillana sin mar

Tamara González, diputada regional y portavoz de Cultura y Turismo del Partido Popular

 

Seguramente serán pocos los ciudadanos de Cantabria que desconocen lo que una frase muy popular sentencia sobre la Villa de Santillana del Mar: ni es santa, ni llana, ni t¡ene mar. Y aunque para el diccionario de la Real Academia el significado de dicho popular es una palabra o conjunto de palabras con que expresamos oralmente un concepto cabal; la definición de Marina Moliner sobre el dicho popular como frase hecha que contiene una máxima, observación o consejo de sabiduría popular, parece que se identifica mejor con la triste realidad que acucia a una parte del rico patrimonio natural y cultural de un municipio de visita casi obligada para quien se acerca a conocer Cantabria.

Al margen de la critica que merece la arbitraria toma de decisiones que se esta adoptando en relación a las intervenciones sobre los inmuebles patrimoniales que conforman el conjunto histórico artístico de una Villa que sin duda merece ser declarada Patrimonio de la Humanidad - petición solicitada unánimemente al Gobierno de Cantabria por acuerdo del plenario de la corporación en la pasada primavera - , existen otros núcleos de población en el municipio con un importante legado patrimonial que igualmente son merecedores de ser preservados y que como en el caso de la Playa de Santa Justa, también está sufriendo las consecuencias de una gestión del Gobierno Local indolente e irresponsable hacia el legado patrimonial atesorado en el municipio de Santillana del Mar.

Un municipio, seña de identidad de Cantabria en el mundo por contar con un recurso patrimonial único como son las cuevas de Altamira, cuyo desarrollo socioeconómico depende fundamentalmente del turismo, no puede seguir permitiendo que la Playa de Santa Justa, la única existente en el termino municipal , siga estando contaminada por los vertidos procedentes de los residuos del pueblo de Ubiarco que desembocan en el arenal de la playa a través del riachuelo Rabio, situación insólita desde la que se esta contribuyendo, un año más, a degradar uno de los entornos naturales mas bellos de la costa de Santillana del Mar y por extensión de Cantabria.

Parece sorprendente que al mismo tiempo que el Gobierno de Cantabria sufraga el coste del servicio de socorrismo en la playa, el mismo gobierno ni siquiera se haya preocupado de informar a los numerosos turistas que se acercan a disfrutarla - bastaría un simple cartel anunciando el hecho - de que las aguas que desembocan en la arena no son realmente un vertido limpio sino un foco contaminante e insalubre que puede poner en peligro la salud de los bañistas en general y muy particularmente de los niños, que lo utilizan como lugar habitual de juego.

Resulta paradójico que mientras el Gobierno de Cantabria tramita el expediente de declaración de la ermita de Santa Justa - ermita semirupestre ubicada en la misma playa que ha sido utilizada como imagen de Cantabria en numerosos folletos turísticos - como un Bien de Interés Local, paralelamente este inmueble, símbolo de un patrimonio religioso singular en la costa de Cantabria, corra un serio peligro de conservación, desde que en el año 2008 la acción de las mareas socavara su suelo interior y éste permanezca transcurrido el tiempo, sin que se haya adoptado ninguna solución al respecto.

Y no siendo cierto el dicho popular de que Santillana del Mar es el pueblo de las tres mentiras: "ni es santa, ni llana, ni tiene mar" , a la luz de los hechos, parece que si tanto el Gobierno local como el regional no lo remedian con hechos tangibles, acabe siendo realidad una parte del dicho popular, que efectivamente Santillana "no tiene mar".

No parece lógico, por tanto, que se demore la solución a esta gravísima agresión al arenal de Santa Justa. Santillana cuenta con una playa única, abierta al mar cantábrico, bañada por limpias y oxigenadas aguas marinas y no se debe permitir que vertidos interiores priven al municipio de contar con un paisaje costero que puede y debe optar a ser distinguido con la bandera azul, concurriendo como concurren en él los atractivos patrimoniales paisajísticos necesarios . No obstante, si la gestión del gobierno municipal para con este enclave continúa no estando a la altura, como ocurre a día de hoy, a lo único que podremos aspirar es a la declaración de la Playa de Santa Justa como B.I.F ( Bien de Interés Fecal). Dicho queda.

 

Artículo de opinión publicado en www.claudioacebo.com el 01/09/2010

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