Cantabria es una comunidad autónoma pequeña, como usted mismo nos ha reprochado, pero no debería confundir el tamaño de su territorio ni el de su población con la importancia de sus demandas, ni con el derecho a ser tratados en igualdad de condiciones con el resto de las regiones de España. No, entre otras cosas, porque los cántabros cumplimos con nuestros deberes y obligaciones con el Estado en total igualdad con el resto de los españoles, y ello debería garantizarnos un trato idéntico.
Los cántabros nos revelamos contra sus recientes medidas (hago excepción de los miembros del Gobierno Regional), en las que sorprendentemente nos ha castigado más que a ninguna otra región española. Usted, Sr. Blanco, nos está causando un enorme perjuicio con su política de paralización de las principales obras públicas. Un perjuicio para el futuro, ya que estamos, de nuevo y bajo el gobierno del Sr. Zapatero en Madrid y de su socio, el Sr. Revilla, en Cantabria, condenados a la marginación y a tener que competir en inferioridad de condiciones con las regiones de nuestro entorno. Y un perjuicio inmediato, en el presente, porque sus medidas han traído ya la desolación para cientos de trabajadores cántabros y decenas de empresas que dedicaban su actividad al desarrollo de tales obras.
Usted, Sr. Blanco, que hoy nos acompaña en los festejos, considera que Cantabria no merece una conexión por alta velocidad y lo ha dicho sin disimulo, y por los hechos deduzco que tampoco considera que obras esenciales, y que ya han sufrido enormes retrasos, merezcan el esfuerzo de seguir siendo ejecutadas. Ha considerado, en definitiva, que Cantabria debía pagar una cuota desproporcionada e injusta en los recortes de su Ministerio.
Ud. ha contado con la complicidad de nuestro gobierno regional, que ha preferido defender el equilibrio de un pacto y, por tanto, los privilegios de quienes nos gobiernan, que los verdaderos intereses de la región, pero no le aceptaremos esa disculpa, porque usted tiene una obligación constitucional que no puede obviar, y es la de dar un trato equitativo al conjunto de los territorios de España, esa nación de la que orgullosamente formamos parte.
Por sus decisiones estamos condenados a ser los últimos, los que más dificultades tendremos para competir, porque las infraestructuras son esenciales para el desarrollo de la región; y están condenadas muchas familias, a día de hoy, a perder el trabajo, y muchas empresas a sufrir enormes dificultades en un contexto, para mayor desgracia, nada halagüeño.
Sólo unos pocos, el Sr. Revilla y su gobierno, tienen algo que agradecerle, y sin duda por ello le agasajan. Ellos le deben el estar donde están, a usted y al Sr. Zapatero, y usted se ha cobrado una enorme factura a cambio de los gestos que necesitan para justificarse, mantener su pacto y seguir engañando a la opinión pública.
Pero el resto de los cántabros, lamento decirlo, no le debemos nada, y es usted quien ha contraído una triste deuda con nuestra tierra. Nos ha tratado mal, nos está tratando injustamente, y a estas alturas no podemos creernos más promesas, ni estamos dispuestos a aceptar más ofensas.
Hoy le recibiremos con cortesía, porque así es la gente de Cantabria, pero no con satisfacción, al menos no la mayoría, porque usted no la merece, lamento decirlo. No ha podido venir en momento más inoportuno, porque nos ha negado el pan y la sal, nos ha quitado hasta lo que teníamos en marcha y no podemos aceptarlo gratamente.
El gobierno ha encargado fuegos de artificio en su honor, están agradecidos sin duda, pero cuando estalle cada salva, debería pensar en cada familia que no tendrá nada que festejar y sí mucho que lamentar porque sus injustas decisiones les han llevado al paro.
Le deseo sinceramente una buena estancia y un buen vuelo de ida y vuelta. No le aconsejo que venga en tren o en coche, recuerde que las autovías están sin hacer, y así llevarán mucho tiempo. Pero eso usted ya lo sabe.
IGNACIO DIEGO
PRESIDENTE DEL PARTIDO POPULAR DE CANTABRIA