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Política museística en Cantabria: Palabras, sólo palabras...

Tamara González, diputada regional y portavoz de Cultura del Partido Popular de Cantabria

 

Sin duda alguna, se pueden poner muchos ejemplos, después de siete años de gestión, en relación a la renuncia del Gobierno regionalista-socialista a cumplir con los compromisos prioritarios enunciados en materia de potenciación y/o promoción de infraestructuras culturales de primer orden en nuestra Comunidad Autónoma.

Resulta difícil admitir que si bien el Consejero de Cultura se complacía desde el año 2003 en afirmar que una de sus prioridades de gestión era la de impulsar la política museística en nuestra región, hayan transcurrido ya más de tres años - abril de 2008 - desde que se cerrara al uso y disfrute público de la infraestructura cultural de titularidad regional más emblemática de nuestra Comunidad Autónoma, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

Siete años de gestión, tras los que el resultado más sobresaliente en materia de política museística es la existencia de un museo de prehistoria embalado, el gasto innecesario en el alquiler - ya se han pagado más de 250.000 euros desde el año 2007 al alcalde regionalista de Medio Cudeyo- y remodelación de un semisótano con barreras arquitectónicas, para ubicar temporalmente sólo una parte del Museo, las dependencias destinadas a investigación; y un proyecto de Museo de Cantabria que permanece en el limbo, sin que aún se sepa cuál será su definitivo contenido y continente.

Aspirar a que un proyecto de todos los cántabros como es el de conseguir la designación de Santander como Capital Europea de la Cultura, tiene especial importancia para contribuir a proyectar al mundo una imagen moderna y vanguardista de Santander y Cantabria; pero para que este reto se haga realidad se hace necesario que por parte de la Consejería de Cultura- principal responsable de diseñar y ejecutar la política cultural en nuestra región - , sin más demora, se enfrente y de solución desde la fuerza de los hechos y no sólo con la elocuencia de las palabras, a las carencias que en materia de gestión y/o promoción de las infraestructuras culturales de primer orden , aún adolece nuestra región; entre ellas sin duda destacan el Museo de Altamira- con múltiples interrogantes abiertos en relación a su futuro- y el Museo de Cantabria - destino final del Museo de Prehistoria y Arqueología -.

Desde el reconocimiento que merece , al margen del proceso judicial en curso, el haber ejecutado el proyecto heredado del Partido Popular de convertir para uso turístico la cueva de El Soplao, ello, sin embargo, no disculpa al Sr. López Marcano de la irresponsable gestión con respecto a otros proyectos que también heredados de los Gobiernos presididos por Mártinez Sieso son, muy al contrario, un claro ejemplo de ausencia de planificación e indiligencia en la gestión; entre ellos sobresale el Archivo Histórico Provincial y la Biblioteca Central de Cantabria, una obra recepcionada en septiembre del año 2007, cuya apertura se demoró aún dos años más - enero de 2010 - , como consecuencia de la no disposición con el tiempo preciso de los mecanismos presupuestarios y administrativos para dotar las nuevas instalaciones del mobiliario y capital humano necesario en aras a prestar unos servicios de calidad. Muy al contrario, inversamente a lo prometido por el Consejero de Cultura en sede parlamentaria, la apertura de una de las mejores instalaciones culturales de España, se ha visto finalmente empañada por la formula que calculada y extemporáneamente ha sido utilizada para seleccionar por una empresa externa contratada a través de la Sociedad Regional de Cultura y Deporte , a gran parte del nuevo personal adscrito a la misma. Una selección que ha generado un debate público que pone en entre dicho la imagen del Gobierno de Cantabria en un tiempo especialmente difícil fundamentalmente para los más de 40.000 desempleados, ciudadanos cántabros que no tienen la suerte de contar con amigos o familiares en los puestos de decisión del Gobierno de Cantabria.

Pero es, sin duda, el Museo de Altamira a la vez de ser el más importante de los proyectos realizados en materia de política cultural en la historia de nuestra Comunidad Autónoma, el ejemplo más claro de la renuncia de un gobierno a promocionar un proyecto heredado, que llegó a ser realidad, después de un largo tiempo de espera, gracias a la eficaz gestión de dos gobiernos regional y nacional del Partido Popular junto a la entusiasta colaboración de la Fundación Botín y el Ayuntamiento de Santillana del Mar.

Mientras el Gobierno de Cantabria ha optado desde el año 2005 por realizar una importante inversión en promocionar la cueva de El Soplao, paralelamente mantenía un inquietante silencio ante la pérdida creciente de visitantes del Museo y Neocueva de Altamira - más de 115.000 al año en los últimos 7 ejercicios con respecto al año 2002- y olvidaba su compromiso programático de solicitar del Gobierno de España la cesión de la gestión del complejo museístico.

Sólo ante la polémica suscitada en los últimos meses en relación al informe del CSIC sobre el estado de conservación de los polícromos y la posibilidad de reabrir restringidamente la cueva original a la visita de los ciudadanos, el Presidente de Cantabria, Sr. Revilla, ha intentado una vez más obtener rédito político, anunciando con timbales y clarines la reapertura de Altamira y la egregia visita del Sr. Barak Obama. Anuncio frívolo, populachero e irresponsable, porque no se conocen las conclusiones que al respecto y en relación a la reapertura restringida y controlada serán trasladadas por un comité de expertos en el próximo otoño al Patronato de Altamira- órgano que deberá al respecto tomar la ultima decisión- , sino porque también deja patente el Sr. Revilla, el absoluto desprecio hacia los ciudadanos que ilusionadamente aguardan desde el año 2002 en una lista de espera, para sí así se decide , tener prioridad en el acceso a la visita de la cueva original.

Al Sr. López Marcano, que recientemente ha manifestado estar muy sensibilizado con el no cumplimiento de las tareas parlamentarias por parte de los "colegas políticos" y, que ha calificado de no honroso ni ético que los políticos se olvidaran de las obligaciones para con los ciudadanos que cada cuatro años depositan su voto en las urnas, parece no importarle eludir su obligación de cumplir además de las promesas que el Partido Regionalista de Cantabria se comprometió a desarrollar a través de su programa electoral, dar cumplida respuesta también a los compromisos que el mismo enunció en sede parlamentaria en relación a la política museística . Hasta ahora, a menos de un año de la cita con las urnas, las palabras no dejan resquicio alguno a los hechos.

 

Tribuna de opinión publicada el 25 de julio de 2010 en ALERTA

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