Partido Popular en Cantabria

Instalarse a estas alturas en estériles debates dialécticos, como ocurrió en días pasados con el Consejero de Cultura, López Marcano, sobre el error en el que se ha incurrido al denominar al proyecto de reproducción de la cueva original de Altamira con el termino réplica y no facsímil, y el efecto negativo, según su opinión, que la utilización imprecisa del término, ha ocasionado sobre la afluencia de visitantes, es sin duda, un intento de desviar el debate sobre lo realmente importante; el impacto que sobre el turismo de Cantabria ha supuesto el retroceso paulatino de la llegada de visitantes hacia un centro que, no lo olvidemos, nació con la vocación de constituirse en el principal foco generador de cultura y dinamizador del turismo en nuestra región.

La triste realidad es que 10 años después de la apertura al disfrute público de la Neocueva y Museo de Altamira, se ha podido constatar de manera inequívoca como, de forma progresiva, el flujo de personas que acudían a las instalaciones se reducían en más de 115.000 entre el año 2002 y 2009, sin que el Gobierno de Cantabria mostrase ningún tipo de preocupación sobre unos datos conocidos por todos.

Descenso paulatino del número de visitantes que el Partido Popular ha venido denunciando de forma reiterada en los últimos siete años y que no es consecuencia, precisamente, del uso de una u otra terminología a la hora de denominar el proyecto, sino que constituye el irreversible resultado, en la parte que le toca al Gobierno de Cantabria, del abandono y la desidia a los que ha sido sometida Altamira en las campañas de promoción turística realizadas por el Gobierno de Cantabria dentro y fuera de España.

Quienes con preocupación hemos venido demandando del gobierno cántabro el compromiso de destinar más recursos a promocionar Altamira, hemos visto como el Gobierno, año tras año, no sólo ha hecho caso omiso a las demandas formuladas por el Partido Popular, sino que no ha tenido ningún rubor en gastar , paralelamente, cantidades importantes del dinero de todos los cántabros en promocionar la cueva de El Soplao, jactándose públicamente, desde una actitud parcial y ególatra, de que el número de visitantes que se acercaban a la cueva de El Soplao era, mayor que el que recibía el complejo Altamira.

Resulta por lo tanto hilarante y pintoresco escuchar de la persona que ostenta la máxima responsabilidad en el ámbito de la gestión cultural y turística regional, introducir debates que huérfanos de contenido y sustentados en la vanilocuencia, olvidan lo realmente importante, el futuro que le aguarda a Altamira. Ninguna persona con responsabilidad en el Ministerio de Cultura ni en el Gobierno de Cantabria, ha cumplido con el compromiso de informar a los ciudadanos de Cantabria en relación a las conclusiones del estudio realizado por el CSIC y al estado de conservación de los polícromos de Altamira, conclusiones a partir de las que, se determinará cuáles son las perspectivas de futuro, una vez se tome una decisión sobre la reapertura de la cueva original.

Una vez más, las manifestaciones del consejero de cultura, prolongan las efectuadas recientemente, como es costumbre de forma frívola y en clave berlanguesca, por el señor Revilla, que anunció que la primera visita a Altamira sería, una vez reabierta la cueva original, la del Sr. Obama. Se persigue con esta estrategia ocultar lo realmente importante, las verdaderas razones de por qué hoy Altamira no ocupa el lugar que le corresponde en los circuitos internacionales, como referente cultural y turístico de primer orden en nuestra región e icono de Cantabria en el mundo; de por qué Altamira ha perdido posiciones en cuanto a la afluencia de visitantes y cuál será el futuro modelo de gestión que el Gobierno de Cantabria propondrá al Gobierno de España, para sacar del olvido y potenciar un recurso patrimonial singular, único en el mundo.

Ante los reiterados anuncios de constitución y convocatoria del nuevo Patronato de Altamira, que esperamos, si las "agendas" no lo impiden, se produzcan en breve espacio de tiempo, se abrirá una nueva etapa en la que Cantabria debe luchar por cobrar el protagonismo que le corresponde en la toma de decisiones sobre el destino de Altamira.

Es de desear que la política sustentada en la propaganda y la búsqueda de titulares en los medios de comunicación, sea sustituida por una actitud responsable que huya de la retórica vana o el populismo de bodevil, y que el Gobierno de Cantabria, sin más dilación, comience a potenciar y promocionar, cultural y turísticamente, a Altamira con el oro de los hechos y no con el oropel de la palabra.

Artículo de opinión publicado el 15 de abril de 2010 en www.claudioacebo.com