Reflexiones sobre el nuevo Centro de Acogida de Candina
Encarnación Salmón Saíz, senadora por el Partido Popular de Cantabria y ex concejala de Santander entre 1999 y 2007
Encarnación Salmón Saíz, senadora por el Partido Popular de Cantabria y ex concejala de Santander entre 1999 y 2007
El pasado 23 de febrero, se cumplieron dos meses de funcionamiento del Centro Municipal de Acogida de Candina. Todo un acontecimiento histórico para Santander y Cantabria. Toda historia tiene su intrahistoria. Y son el momento, el lugar e incluso la fecha (Año Europeo contra la Pobreza) propicios para recordarla.
Hasta que la víspera de la pasada Nochebuena abrió sus puertas solidarias el nuevo Centro de Acogida, muchas personas e instituciones trabajaron (trabajamos, si se me permite) para mejorar el viejo y entrañable Albergue del Transeúnte.
Cabe subrayar, para quienes puedan desconocer los antecedentes, que el actual Centro de Acogida es una vieja idea en la que se ha venido trabajando desde comienzos de la actual década. En ese proyecto, hoy afortunada realidad, han creído y se han implicado las tres administraciones: Central a través de Patrimonio del Estado que cedió en 2004 la parcela; Autonómica con las aportaciones económicas para su construcción (años 2000, 2001, 2002, 2004 y 2008) y Local, encargándose el Ayuntamiento de Santander de su construcción y financiación casi total. Entidades privadas de reconocido prestigio como la Obra Social de Caja Cantabria y la Fundación Botín del Banco Santander, también han apostado por este Centro.
No trato de pasar lista. Sino de recordar que mucha pasión, un gran empuje y una enorme constancia en la gestión nos han conducido a este envidiable Centro.
Tengo para mí que este Centro Municipal de Acogida es modélico. Conjuga funcionalmente la tarea de alimentación y hospedaje adaptando este importantísimo servicio a los nuevos tiempos...Difíciles tiempos que suman exponencialmente 'clientes' de Candina entre los emigrantes con dificultades, los marginados y los excluídos/autoexcluídos de una sociedad tan competitiva como injusta.
Sin olvidar, por supuesto, la creciente llegada al Centro de parados. Entre los desempleados, muchos de larga duración y muy complicada reinserción laboral, se realiza un ímproba tarea.
Prefiero huir de cifras tan elocuentes como los 3.300 metros cuadrados que dan vida al nuevo Centro. Y quiero acudir a la reflexión sobre la necesidad de que el Gobierno cántabro, cuya sensibilidad no pongo en duda, colabore decididamente en su funcionamiento diario.
A este respecto no sirve una argumentación tan demagógica, e inexacta, como que Candina es cien por cien municipal. Si acaso a efectos de sensibilidad...porque desde el Ayuntamiento se están dando, en solitario, muchas muestras de receptividad y vocación de servicio.
Ese listado inevitable de mujeres y hombres marginados/maltratados que acude cada día a Candina merece un impulso colaborador valiente del Ejecutivo autonómico. De su vicepresidenta, doña Dolores Gorostiaga, concretamente. Toda preocupación es poca cuando se trabaja con un sector desasistido, errante y muy respetable.
Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, con Sor Teresa a su cabeza, imparten cada día desde hace casi treinta años una lección solidaria. Sor Teresa, monumento vivo a la dedicación altruista, acaba de ceder su protagonismo. Pero se mantiene su humanísima e inmensa huella.
Un singular apostolado que ha calado entre los voluntarios que día a día trabajan tan callada como eficazmente en el Centro. Esa impronta es la que deja Sor Teresa en un colectivo imprescindible para el funcionamiento diario de las instalaciones.
Los brillos de estos dos primeros meses de funcionamiento no deben ocultarnos esas sombras amenazantes. Candina merece un trato económico preferente. Lo merecen las decenas de personas que encuentran cada día, y cada noche, un hogar caluroso, real y entrañable en el Centro de Acogida.
Reitero que escribo al dictado del corazón, sosegada y consecuentemente. No deseo pasar lista, pero tampoco ignorar adhesiones como la de la Fundación Botín, Patrimonio del Estado o Caja Cantabria. Ni olvidar el denuedo y la profesionalidad con la que arroparon el proyecto, y lo vigorizan cada día, los excelentes técnicos del Ayuntamiento de Santander, cuya concejalía tuve el honor de dirigir entre 1999 y 2007.
Esta mi modesta colaboración periodística solo pretende llenar de matices una reflexión más que necesaria de los dos primeros meses de un Centro que hace historia. He tratado de recordar su intrahistoria. Con el más noble espíritu constructivo.
Tribuna de opinión publicada el 12 de marzo de 2010 en El Diario Montañés
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