El paro en Cantabria hacia niveles insostenibles
Eduardo Van den Eynde, portavoz de empleo del Grupo Parlamentario Popular
Eduardo Van den Eynde, portavoz de empleo del Grupo Parlamentario Popular
Aún recuerdo las palabras de Ángel Duque, entonces líder de los socialistas de la región, que a principios de esta década aseveraba que un Presidente de Cantabria, con 20.000 parados en la región, tendría la obligación moral de irse a su casa.
Hoy esa cifra la firmaríamos sin dudarlo. Ayer se han publicado los nuevos datos del paro registrado y ascienden a 42.294 personas. Dato inédito en la serie histórica del paro regional. Revilla, tan aficionado a los records, ya tiene uno del que presumir.
Más de 42.000 trabajadores sin trabajo, de los cuales cerca de 15.000 no reciben prestación ni subsidio de ninguna naturaleza, es un drama social de primera magnitud.
En poco más de dos años se ha producido un deterioro del mercado de trabajo sin precedentes, y ante esta situación el gobierno no está siendo capaz de articular la menor respuesta, escudándose en un argumento lamentable: en Cantabria la situación es muy mala, pero menos mala que la media española. Triste consuelo si tenemos en cuenta que la media española produce auténtico espanto fuera de nuestras fronteras.
Muchos nos preguntamos cuántos parados hay que tener en las oficinas de empleo para que el gobierno comprenda que tiene que actuar en algún sentido. ¿Hay que esperar a superar la media?
Porque el problema, si no se actúa de forma inmediata, puede alcanzar niveles insostenibles. Ya sé que por decir esto alguno me llamará agorero, al fin y al cabo eso es lo más suave con que nos calificaron cuando alertamos de la llegada de una crisis económica de extrema gravedad, mientras que los actuales gobiernos de España y Cantabria negaban la evidencia y engañaban a los ciudadanos.
El Partido Popular presentó en el reciente debate de presupuestos varias iniciativas para paliar la situación de los desempleados sin recursos y para dinamizar el mercado de trabajo, pero cayeron (como todo lo presentado), en saco roto.
Lo peor de todo es que el gobierno de Revilla se comporta como el perro del hortelano, pues no sólo no tiene en consideración lo que le propone la oposición, sino que es incapaz de adoptar medidas propias.
El Consejero Agudo, -tan aficionado a hacer pronósticos como a no acertar en ninguno de ellos-, nos acaba de anunciar que Cantabria saldrá antes y mejor de la crisis que el resto de España. Otra mentira más.
Desgraciadamente hay datos para pensar lo contrario, es decir, que tardaremos más en salir (como tardamos más en entrar) y que saldremos con más dificultades que las regiones vecinas.
Cierto es que la crisis ha sido global, pero en Cantabria la incapacidad del gobierno, su absoluta falta de austeridad (el crecimiento de los gastos de la administración ha sido descomunal), y la ausencia de cualquier cosa que pudiera parecerse a un mínimo de planificación para el futuro, han constituido una mezcla explosiva.
La ausencia de reivindicación de Revilla frente al gobierno de Rodríguez Zapatero es la responsable de que no existan grandes infraestructuras en ejecución en nuestra tierra con las que compensar la caída del empleo del sector de la construcción. La política industrial -directamente desastrosa-, de los sucesivos consejeros ha sido la responsable de que en los años de bonanza no haya crecido ni se haya modernizado nuestro tejido productivo. Incluso han dilapidado decenas de millones de euros en proyectos que, como GFB, han resultado un absoluto fiasco, mientras se daba la espalda a las necesidades de las empresas regionales, empezando por el suelo industrial.
Cuando llegue la ansiada recuperación, Cantabria estará en peores condiciones que el entorno, porque nosotros hemos perdido, como la cigarra del cuento, las oportunidades del ciclo expansivo. Los optimistas dirán que con este gobierno por lo menos nos hemos divertido. Igualito que la cigarra.
Quizás la única esperanza de cambio está en las medidas contra la crisis que el denominado (supongo que irónicamente) "comité de sabios de la Moncloa" (¡Zapatero, González, Solbes y Salgado!) está analizando; así que ya podemos ir poniendo velas a San Pancracio.
Artículo de opinión publicado en El Mundo Cantabria
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