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El Partido Popular considera escaso el Plan de Austeridad del Gobierno de Cantabria

El Partido Popular reclamó hoy un auténtico Plan de Austeridad como el que ya tienen otras comunidades autónomas. El diputado regional, Luis Carlos Albalá, señaló que Cantabria va con retraso en relación al resto del Estado a la hora de paliar los efectos de la crisis.

Albalá explicó que "las medidas planteadas por el Gobierno de Cantabria se limitan a algunos gastos corrientes, a algunos gastos de personal de la comunidad, sin atajar, por tanto, el auténtico problema de gasto corriente desorbitado que padecemos en Cantabria y que se encuentra más en otros gastos no productivos de los presupuestos, que no tanto en los gastos de personal". En este sentido, Luis Carlos Albalá subrayó que el Gobierno regional ha dejado fuera del Plan de Austeridad al personal de "las innumerables empresas públicas de la órbita del Gobierno" y añadió que "en el ámbito del personal, estas empresas no están sometidas ni al control de los sindicatos ni del Parlamento de Cantabria".

Luis Carlos Albalá considera que unas medidas de austeridad que alcanzan sólamente al capítulo uno del Presupuesto, a los gastos de personal, son "absurdas en la situación de pronunciada crísis que estamos viviendo". "Bienvenidas sean las medidas de austeridad en cuanto al gasto de personal, pero estas medidas no deberían ser más que una pequeña pieza de un conjunto mucho más amplio que abarcase a todo el gasto corriente, todo el gasto improductivo de los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma", dijo.

Texto de la rueda de prensa:

El Gobierno de Cantabria aprobó, hace unos días (30-julio), un "conjunto de medidas de austeridad en el gasto de personal".

Dichas medidas afectan al personal funcionario y laboral de la Administración General de la Comunidad (unos 5.000 empleados) y al personal estatutario de sanidad y de educación (unos 17.000 empleados).

En el G. P. Popular, creemos que este conjunto de medidas, llamadas de austeridad por el Gobierno, nada tienen que ver con un auténtico "Plan de Austeridad" o "Plan Anticrisis", tal y como se están planteando desde hace tiempo en otras Comunidades Autónomas. Lamentablemente, en Cantabria, vamos en este sentido con retraso en relación al resto del Estado. Y los retrasos, a la hora de paliar los efectos de la crisis, se pagan caros porque no son recuperables.

En otras palabras, estas medidas anunciadas por el Gobierno de Cantabria, no pasan de ser un mero maquillaje (bastante chapucero, por cierto) con apariencia -pero sólo con apariencia- de intento de contención del gasto corriente.

Lo cierto es que, en la actual coyuntura de profunda crisis económica y desempleo (dicho con realismo, que no con catastrofismo), al Gobierno de Cantabria no se le ocurre nada más que plantear unas pocas medidas, escasas medidas, de contención del gasto corriente. Un gasto corriente que, en los presupuestos generales de Cantabria, es el capítulo que más se ha incrementado, porcentualmente, desde 2003, lo cual, merecería un poco más de aplicación y acierto por parte del Gobierno.

Sin embargo, las medidas planteadas, se limitan a gravitar, exclusivamente, sobre algunos gastos de personal de la Comunidad, sin atajar, por tanto, el auténtico problema del gasto corriente desorbitado que padecemos en Cantabria y que se encuentra más en otros gastos no productivos de los presupuestos.

Además, tal y como también han denunciado los sindicatos, son de aplicación, en principio, sólo a funcionarios y laborales de la Administración regional, quedando al margen, por tanto, y salvo una vergonzante recomendación, el personal de las innumerables empresas públicas de la órbita del Gobierno, empresas que, como todos sabemos, no están sometidas ni al control de los sindicatos ni del Parlamento de Cantabria, merced al oscurantismo y la falta de información con la que el Gobierno esconde la auténtica realidad de las mismas a los ciudadanos.

Y es en esas empresas -hay que recordar-, en las que el Gobierno contrata de manera incontrolada y paga favores -y muy bien- a amigos y partidarios obedientes. Y si esto no es así -que sí lo es-, el Gobierno tiene muy fácil demostrarlo: que informe a sindicatos y Parlamento de lo que allí hasta hoy esconde...

Curiosamente, estas medidas con pretensión de austeridad, deberían ser ejemplarizantes y comenzar por los propios miembros del Gobierno y sus innumerables altos cargos y, sin embargo, al igual que el personal de las empresas públicas, también quedan fuera del alcance de las mismas.

Otra preocupación que queda viva y que plantea una paradoja (puesto que las medidas afectan a las reducciones de jornada, las sustituciones, las retribuciones de las horas extraordinarias, la productividad, así como a las nuevas contrataciones), es si se mantendrá el nivel de operatividad y eficacia de todos los servicios. Y, si es así, si los servicios van a mantener sus actuales niveles de calidad (y quiero pensar que así será), la pregunta debería ser: ¿es que hasta ahora se gestionaban deficitariamente y con poca eficiencia económica?

En definitiva, creo que estas mal llamadas medidas de austeridad, no pasan de ser, como dije antes, un mero maquillaje para quedar bien, que tienen mucho de obligada improvisación, y muy poco de efectividad real en el contexto del conjunto del gasto corriente de los presupuestos, además de no contener ninguna medida ejemplarizante de aplicación al propio Gobierno.

Sólo con un auténtico programa de austeridad, se lograría poner las bases de unos presupuestos 2010 realmente anticrisis. Hay que recordar, a este respecto, que el P.P. viene, desde hace tiempo, proponiendo constantemente toda una batería de medidas que, en su conjunto, sí supondrían, de haber sido aceptadas, un "Plan de Austeridad" con capacidad y posibilidades de mitigar los efectos de la crisis y situarnos en mejores condiciones de salida de la misma:

A finales de 2008, el PP ya urgía al Gobierno de Cantabria a aprobar un Plan Anticrisis con medidas para reactivar la construcción, la industria y el sector servicios. Innumerables propuestas de resolución que hubieran mitigado los efectos de la crisis, en diversos contextos, han sido sistemáticamente rechazadas por los Grupos que apoyan al Gobierno. Muchas iniciativas parlamentarias (mociones, P.N.L., etc.) en este mismo sentido, han sido igualmente despreciadas por el mero hecho de que provenían de la oposición parlamentaria. Cientos de enmiendas a los presupuestos de la Comunidad, que perseguían racionalizar el gasto corriente y reorientarlo hacia gastos productivos, y que en su conjunto eran un auténtico plan de austeridad, no han sido tenidas en cuenta.

Y todo ello, este constante desprecio a las iniciativas del P.P. por el mero hecho de provenir de este partido, nos ha llevado al punto en el que nos encontramos:

Somos una de las pocas Comunidades Autónomas que no cuentan con auténticos planes de relanzamiento de su economía y de lucha frontal contra los efectos de la crisis, incluido el desempleo. Y, a cambio, se aprueban unas pocas medidas, que sólo alcanzan a una parte del personal del sector público, de escasa trascendencia en el conjunto del presupuesto. Y se olvidan los grandes objetivos de la lucha contra la crisis.

En definitiva, el Gobierno, una vez más, no está a la altura de las circunstancias y demuestra cansancio, falta de imaginación, carencia de iniciativa política y, por tanto, irresponsabilidad, incapacidad e ineptitud...

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