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Ignacio Diego presenta sus propuestas para la crisis

Creo que haríamos bien en considerar esta crisis como un doble examen al que Cantabria se ve sometida. Primero, un examen de fortaleza, un examen sobre lo bien o mal que se han hecho las cosas en los últimos años, con lo cual se explica nuestra fortaleza o fragilidad en el momento presente, y nos permite hacer un diagnóstico de necesidades.

Y en segundo lugar, se trata de un examen a la capacidad de reacción, un poner a prueba la determinación y la imaginación de los responsables regionales para afrontar una situación nueva y peligrosa.

Es cierto que la crisis es internacional. El examen es igual para todos. Pero no todos sacan la misma nota al afrontarlo. Unos suspenden y otros aprueban. Unos suspenden con un cuatro y otros con un cero. Unos aprueban por los pelos y otros sacan sobresaliente. No todos los gobiernos nacionales ni regionales sacan, pues, la misma nota. El examen es general, los resultados son individuales.

De esta manera es bueno saber que de los 27 países de la Unión Europea, 13 en 2008 han seguido creando empleo y 14 han destruido empleo. Pero 2 dejan al resto a abismal distancia en el aumento del paro y lideran este dramático ranking: España y Lituania.

Hoy, hemos conocido los datos de la EPA, de ellos se extrae una clara conclusión : el suspenso con nota bajísima del Gobierno de Cantabria, con un incremento del paro del 95%, siendo la segunda Comunidad Autónoma con mayor crecimiento del paro de España.

Y con esto paso a la segunda parte de mi mensaje. ¿Podríamos aprobar el examen en cuanto a nuestras aspiraciones de futuro?

Yo estoy convencido de que sí podemos. De que el 'Yes We Can', es posible en Cantabria. Pero no de cualquier forma, ni con cualquier política, ni con cualquier gobierno.

Por tanto, quiero exponerles constructivamente mis ideas, las ideas del Partido Popular. Que parten del concepto de que el Presidente tiene que tomarse en serio la crisis y tomar decisiones importantes, ejercer el liderazgo político y comandar la respuesta.

En primer lugar, hay que crear un Comité Ejecutivo de las áreas económicas en el seno del propio Gobierno, en el que estén representadas la política industrial, comercial, fomento agrario, obras públicas, formación y empleo, I+D+i, hacienda pública, turismo, presupuestos y financiación autonómica. Nada de repartir competencias y presupuestos según los caprichos de este o aquel partido o este o aquel personaje dentro de un partido.

Hay que concentrar el poder ejecutivo anticrisis en la presidencia o en una vicepresidencia capaz de ser rápida y eficaz, con autoridad económica importante, aunque sea asistida por segundos espadas en temas industriales, presupuestarios o laborales.

Esto supone acabar con los marquesados, los condados y los emiratos que hay dentro de los dos reinos políticos que forman este gobierno, y acabar con el concepto del presupuesto de Cantabria como el reparto político del cofre.

En segundo lugar, yo crearía un Consejo Anticrisis de tipo consultivo pero de reunión periódica cada 15 días. Allí convocaría a los empresarios, a los sindicatos, a los expertos universitarios y de la consultoría privada, a los colegios profesionales, a la oposición, a los representantes de la Federación de Municipios.

El Gobierno lideraría este Consejo, aportaría información, incitaría a crear y compartir análisis y, sobre todo, evaluaría de manera continuada la eficacia de las medidas. Porque se trata de pensar y debatir con libertad, y de escuchar todas las opiniones.

En tercer lugar, pondría en marcha un plan de austeridad administrativa atacando el gasto corriente estructural, especialmente en las empresas públicas actualmente descontroladas, promovería el incremento del uso de nuevas tecnologías para aumentar la productividad, la centralización de las compras de bienes corrientes y la puesta en valor de propiedades del Gobierno, que no se utilizan.

En cuarto lugar, reclamaría al Gobierno central la firma inmediata de convenios específicos, con compromiso económico y de calendario a plazo fijo, sobre nuestras infraestructuras de comunicación y sus repercusiones urbanas.

En quinto lugar, efectuaría drásticas modificaciones legislativas para desbloquear los planes de desarrollo del territorio en todos aquellos supuestos que sirvan para impulsar la construcción de miles de viviendas protegidas en Cantabria y la efectiva creación de los siempre prometidos y nunca realizados 10 millones de metros cuadrados de suelo industrial.

En sexto lugar, y con el fin de dinamizar la economía regional, crear empleo, mejorar la financiación a las empresas, mejorar la calidad de vida de las familias, sobre todo a aquellas con menos recursos, así como a los colectivos con especiales dificultades de inserción en el mercado laboral, promovería una reforma fiscal.

Igual que se hizo con el impuesto de sucesiones, estableceríamos un drástico aumento de las deducciones en el impuesto de donaciones hasta su casi eliminación.

Sobre el impuesto de Actos jurídicos documentados, promoveríamos un fuerte incremento de las deducciones, tanto para la compra de vivienda habitual en el caso de jóvenes, discapacitados y familias con pocos recursos, como en el caso de las operaciones en las pequeñas y medianas empresas.

En igual manera actuaríamos en el impuesto de Transmisiones Patrimoniales.

Estas medidas que he mencionado actúan sobre los tributos cedidos, respecto a los impuestos compartidos, concretamente el tramo autonómico del IRPF, aplicaríamos cuatro medidas:
1. Deducciones en la compra de vivienda habitual o rehabilitación a las personas con menos recursos.
2. Deducciones a las empresas por contratación, de jóvenes, de parados de larga duración, mujeres y discapacitados.
3. Deducciones a las empresas a la inversión en I+D+I
4. Deducciones a las empresas que inviertan en mejoras mediambientales en sus procesos de producción.

Y ahora, y para terminar este apartado, de medidas fiscales, crearíamos líneas de avales a las empresas, que les permitieran mejorar su financiación, tal y como propusimos en el debate de presupuestos.

En séptimo lugar, impulsaría la solución definitiva al suministro energético de Cantabria con una incidencia especial en la eficiencia energética y en la diversificación de las fuentes.

En octavo lugar, plantearía un Plan Global de Relanzamiento Rural basado en la reforestación, en los productos transformados de la leche y en un sector cárnico puntero. Junto con otras iniciativas que en esta rueda de prensa resultaría prolijo desarrollar.

En noveno lugar, aumentaría nuestras infraestructuras sanitarias públicas y privadas y apoyaría la formación de un polo de I+D en biomedicina y en tratamientos avanzados de determinadas especialidades donde Valdecilla ya es un hospital con proyección.

Y en décimo lugar, por acabar la lista en un número redondo, no porque aquí se acaben las ideas del Partido Popular, pondría en marcha de inmediato un plan de equipamientos universitarios, culturales y deportivos para reforzar el empleo en esos sectores y la imagen de marca y la calidad de los servicios de nuestra comunidad. Naturalmente, en diálogo con la Universidad, considerando prioritario fomentar los cauces de relación de la universidad de Cantabria con la Empresa Cántabra; dialogo que también mantendría con los ayuntamientos, los empresarios y los agentes sociales.

En conclusión , los cántabros deben saber que sí hay alternativa. Que aunque el examen sobre el pasado reciente es un examen que se suspende con mala nota, sin embargo el examen sobre el futuro inmediato se podría aprobar si desde la Presidencia de Cantabria se ataca el problema con decisión, se actúa con la energía que la gravedad de la situación requiere, y se empiezan a dedicar los gobernantes a lo que se tienen que dedicar.

Soy optimista sobre una posible lucha contra la crisis en Cantabria y sobre un potencial de recuperación; pero sólo mantengo ese optimismo si se hacen las cosas bien y se toma la crisis en serio y con las medidas de gran alcance que es necesario poner en marcha.

'Yes We Can', pero con otra mentalidad. Sin convertir la política económica en una porra futbolera. Sin querer estar a la cabeza de España sólo en las audiencias de la comedia nocturna.

No podemos tener al Presidente disertando en programas cómicos el mismo día en que decenas de cántabros se han quedado sin puesto de trabajo. Me parece que un Presidente tiene que actuar de otro modo muy distinto y con otra sensibilidad social.

Cantabria necesita una actitud muy diferente.

¿Podemos superar la crisis en Cantabria?

Sí, podemos. Pero no así.

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