Y estamos posiblemente en el libro Guiness de los Récords, porque tenemos una industria de la que el Gobierno Regional es uno de los dos socios propietarios, que sin llegar a entrar en funcionamiento, ya ha presentado un ERE. Sin llegar a abrir, esto es un récord. Suyesa GFB, empresa en la que este gobierno ha invertido más de 30 millones de euros (cerca de 5.500 millones de pesetas), para terminar creando 70 puestos de trabajo, y antes de empezar a funcionar, más de la mitad en regulación.
Y dice la Sra. Gorostiaga "vamos a ser especialmente vigilantes con este ERE". Por fin se van a vigilar a ellos mismos.
Los cantabros hubiéramos preferido que Revilla y Gorostiaga se hubieran vigilado a sí mismos, cuando dispendiaban los 5.500 millones de pesetas alegremente en ese proyecto.
Cantabria necesita un Plan Anticrisis que el Gobierno de Revilla no tiene. Sólo tiene discursos, ensoñaciones y alardes mediáticos. Pero eso ni frena la destrucción de empleo, ni frena el drama de las empresas, ni genera el horizonte de una recuperación.
Nuestra industria regional se ve abocada a numerosos expedientes de regulación de empleo. Sólo en el Metal, Comisiones Obreras calcula que habrá a fin de mes 5.000 trabajadores sometidos a regulación de empleo.
Por otro lado, el Gobierno ha sido en cinco años incapaz de cumplir sus propias promesas de creación de suelo industrial nuevo, y por tanto ese suelo no está disponible.
No se ha hecho ningún avance en generación y distribución de la energía en la región.
Así pues, ¿dónde estaba la locomotora industrial de recambio? En ninguna parte, era sólo propaganda.
El caso de GFB es sólo un símbolo de ineficacia, un monumento a la imprevisión temeraria, al dispendio irresponsable y a la incapacidad: cinco años, un dineral de todos los cántabros invertido y una fábrica, que sin abrir siquiera, ya pide regulación de empleo. Una sencilla cuenta pone en evidencia el disparate de este gobierno.
Cada puesto de trabajo en Suyesa-GFB nos ha costado 71,5 millones de pesetas. Y lo que es tan malo o peor, han frustrado una ilusión, una expectativa de trabajo de los jóvenes de la comarca de Cudeyo.
Es el símbolo singular de un fracaso general de este Gobierno.
¿Dónde está la alternativa de la I+D? Cinco años después, no hay en el Parque Científico y Tecnológico ni un solo edificio en servicio, en uso, funcionando. Lo poco que hay está todavía en obras. No digamos lo que falta para que se llene de actividad real y productiva. Bastante tiempo. Por tanto, ¿dónde estaba esta locomotora de recambio? En ninguna parte, en los folletos y la propaganda.
Ahora se dice que será la obra pública, la inversión pública, la salvación de la crisis. Es decir, volver al cemento y volver al ladrillo.
Y así el Gobierno pasa de querer eliminar un modelo económico con protagonismo de la construcción, a poner todas las esperanzas en la reactivación de la construcción. Y eso es lo típico de un Gobierno que no sabe marcar el rumbo de la región, y que es un gestor pésimo.
¿Cómo va ahora el Gobierno a reanimar la construcción a corto plazo, cuando ha permitido a Zapatero retrasar cinco años grandes inversiones que tendrían que estar en marcha, como el tramo del AVE en Cantabria, las integración de la Estaciones de Santander o el soterramiento de FEVE en Torrelavega?
¿Cómo va este gobierno a reanimar la construcción cuando ha sido incapaz de fomentar el desarrollo urbanístico de la mayoría de los municipios de Cantabria, paralizando la oferta de suelo para actividades productivas o residenciales?
El Gobierno de Revilla y Gorostiaga es el responsable de que en cinco años sólo se hayan aprobado 4 Planes Generales de Ordenación Urbana en Cantabria. Este es uno más de sus evidentes fracasos.
También en la lomocotora de la construcción ha fracasado este gobierno, y sigue sin asumir la situación.
POR TANTO
El Partido Popular cree que se necesita urgentemente un Plan Integral contra la Crisis, para impedir que cierren empresas y que el paro vuelva a crecer otro 50%. Porque pasamos de 31.000 parados.
Ese Plan contra la Crisis tiene que ser un plan realista y pragmático. Y a nuestro juicio, tiene que incluir los siguientes apartados:
- Un Plan para la Construcción. Hay que analizar con el sector de la construcción las medidas más urgentes que permitirían a las empresas seguir funcionando y conservar buena parte del empleo. Hay que analizar los calendarios de cada actuación para garantizar un volumen lo más alto posible de adjudicaciones de obras que mantengan el tono del sector. Hay que sentarse con ayuntamientos y consultores para impulsar un desarrollo rápido de los planes urbanísticos más importantes. Si es preciso, modificando la Ley del Suelo. La construcción no puede pasar de ser locomotora a ser un vagón descarrilado. Hay que buscar un equilibrio entre el hundimiento del sector y la burbuja que ya no volverá. Tenemos que conseguir un término medio, pero hay que pactar las medidas con el sector.
- Un Plan para la Industria. El Gobierno tiene que sentarse con los empresarios y garantizar una disponibilidad de suelo y de programas de ayuda e incentivos. Tiene que potenciar a fondo las posibilidades de instrumentos como Sogarca para que las empresas sobrevivan a problemas puntuales de liquidez.
- Un Plan para los Servicios. No hay duda de que el turismo de calidad puede ser un factor de estabilidad y de resistencia a la crisis. Pero esto no es posible en un Gobierno que ni siquiera convoca regular ni habitualmente al Consejo Regional de Turismo. Esa ausencia de diálogo tiene que acabarse. Hay que hacer un pacto de desarrollo turístico, comprometer fondos en ello, mejorar la promoción, reorientar los mercados y combinar el turismo con el desarrollo rural y la política cultural, que es algo agonizante en Cantabria, una mera estrategia de la subvención, pero sin el complemento de grandes infraestructuras que atraigan gente. También hay que mejorar los servicios relacionados con el medio ambiente, con la educación infantil, con la atención a personas dependientes. Pero todo esto hay que llevarlo a cabo no para dentro de cuatro o cinco años, sino pensando en medidas que ya en el primer semestre de 2009 estén combatiendo la crisis a fondo: en la construcción, en la industria y en los servicios.
Este planteamiento hoy no existe. El Gobierno presentó un presupuesto inflado de gastos corrientes, con cheques en blanco a una serie de empresas públicas cuya utilidad ya la estamos viendo en el caso de Suyesa-GFB.
Es un Gobierno que no ha hecho los deberes en estos cinco años, y los proyectos que hoy deberían estar aguantando la crisis en Cantabria siguen siendo proyectos, no obras.
Es un Gobierno que no asume la gravedad de la crisis, porque está instalado en el puro disfrute del poder, sus líderes han alcanzado sus máximas ambiciones personales y lo único que buscan es mantenerse donde están, no sacar adelante a Cantabria de donde ella está.
Como oposición, nos corresponde la tarea de control y de impulso. Yo hago hoy un llamamiento al Gobierno de Cantabria para que haga de inmediato un Plan Anticrisis que tenga esas tres vertientes de apoyar a la construcción, apoyar a la industria y apoyar a los servicios.
Y si no se toma en serio la recesión, el paro y la angustia de muchos empresarios y trabajadores, en definitiva de muchos cántabros, este Gobierno será políticamente responsable de lo que suceda. El Partido Popular le exige al Gobierno que gobierne, que afronte la crisis, que busque pactos y que espabile. Porque tenemos un Gobierno que está en la inopia, hablando de Keynes a los 31.000 parados de esta región. No hacen falta lecciones, hace falta gestión eficaz. Un Plan Anticrisis es hoy lo que Cantabria necesita con urgencia, lo que debiera ya estar hecho hace tiempo y hoy ejecutándose.
