El Partido Popular ha pedido al consejero de Ganadería, Guillermo Blanco, que informe del impacto en la región del Plan Estratégico de España para la aplicación de la Política Agraria Común (PAC) para el periodo 2023-2027, que la Comisión Europea aprobará definitivamente las próximas semanas.
El diputado regional y portavoz de Ganadería del PP, Pedro Gómez, ha dicho que “el consejero ha venido informando de las reclamaciones de Cantabria durante la elaboración del plan español, pero desconocemos si esas reclamaciones han sido tenidas en cuenta en el Plan Estratégico autorizado por Bruselas el pasado 14 de julio”, que -según informó en un comunicado el Ministerio de Agricultura- se traducirá en la aprobación formal de la versión definitiva en el plazo de seis semanas.
“Los ganaderos y agricultores de Cantabria necesitan claridad, transparencia y certidumbres sobre una política de la que depende la planificación de sus producciones”, ha dicho Gómez, subrayando la necesidad de que le nueva PAC tenga en cuenta las peculiaridades del modelo agrario regional, centrado en la ganadería profesional, con explotaciones basadas en la producción familiar y en el movimiento asociativo agrario.
Gómez ha recordado que, según informó el Gobierno de Cantabria, el consejero Guillermo Blanco defendió en una reunión bilateral con el ministro Luis Planas unas líneas rojas que el Ministerio no debería traspasar en la negociación de la nueva PAC, con asuntos como la consideración e las características de la comunidad autónoma en el pago por superficie, el mantenimiento de las ayudas asociadas y una mayor presencia del sector ganadero, especialmente el vacuno de leche, en los ecosistemas comunitarios. “¿En qué han quedado estas reivindicaciones? ¿Se han tenido en cuenta? ¿Por qué no informan de ello?”, ha preguntado el diputado del PP, quien afirma que del resultado de esta negociación depende en buena medida el futuro del sector primario en Cantabria.
Y ha señalado que el sector agroganadero, un sector estratégico de la economía regional, necesita de “soluciones reales” porque su supervivencia sigue en riesgo y vive una crisis peor incluso que hace un año, por el constante incremento de los costes de producción, la insuficiencia en los precios percibidos y los desequilibrios entre oferta y demanda, a lo que se suman las consecuencias derivadas de la invasión rusa de Ucrania.
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