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Intervención de Ignacio Diego en la XIII Fiesta Regional del Partido Popular de Cantabria

Una vez más nos encontramos reunidos simpatizantes, militantes, cargos públicos del Partido Popular de Cantabria en esta entrañable fiesta de confraternización. Y una vez más tenemos el honor y el orgullo de que nuestro presidente, Mariano Rajoy, haya querido compartir estas horas de júbilo con todos nosotros.

Digo la verdad cuando afirmo que hay una especial sintonía y un afecto muy sincero entre Cantabria y Mariano Rajoy.
No es un afecto nuevo pues, como todos sabéis, siempre que el Partido Popular de Cantabria ha necesitado el apoyo y la presencia de nuestro presidente, él ha acudido con absoluta generosidad.
Y me consta que Mariano sabe que el Partido Popular de Cantabria ha estado ahí siempre, apoyándole, creyendo sinceramente en su liderazgo, de forma sincera, clara y sin ninguna duda ni ambigüedad.
Hay muchos momentos, y muchos ejemplos que hablan con claridad de esta excelente sintonía. Mariano ha estado con nosotros siempre, tanto en acontecimientos festivos, como éste, como dando todo su apoyo en todas las citas electorales.
Y de la fuerza de su liderazgo en estas tierras pondré un ejemplo especial: A nadie se le puede olvidar el grandioso acto electoral que celebramos en Santander, días antes de las elecciones de marzo, en el que Mariano fue recibido por una auténtica marea de simpatizantes, en lo que es, hoy por hoy, el acto electoral más multitudinario, más caluroso, y con la mayor demostración de entrega y apoyo a un líder político que se ha visto en las tierras de Cantabria.
No en vano fue la antesala de una sonora victoria, porque en Cantabria, el Partido Popular, de la mano de Mariano Rajoy, consiguió una victoria apabullante en las elecciones generales de marzo.
A partir de ese momento, Mariano Rajoy ha encabezado una renovación, que era requerida, porque aporta muchos valores en alza. Un cambio necesario para afrontar los nuevos retos.
Pero esta renovación, que afecta a las personas, y que quizás pueda afectar a las formas, no es un cambio en los principios. Quien dice esto se equivoca.
Con la reelección de Mariano Rajoy, si algo queda garantizado, es que nuestro partido va a seguir siendo el garante de los mismos valores que ha sido siempre.
El Partido Popular sigue siendo la gran fuerza del centro-derecha reformista que representa a la mitad de los españoles.
Con Mariano Rajoy nuestro partido sigue siendo la gran fuerza que defiende principios esenciales, irrenunciables desde nuestro punto de vista ideológico, como el de una España común y solidaria.
Manteniendo nuestros principios, nuestro rumbo está claro: Un partido centrado, moderado, abierto a la sociedad y comprometido con la gente, que defiende la libertad y la igualdad. Un partido que cree en la España constitucional y de las autonomías.
Sigue siendo el partido que defiende las libertades individuales y los derechos constitucionales por encima de cualquier otro principio.
Un partido que defiende mejor que nadie las políticas sociales, porque se preocupa de las familias, de sus economías; de los trabajadores y sus empleos; de los empresarios y su capacidad de generar riqueza para la comunidad.
El Partido Popular se está reforzando como el gran partido que aglutina al centro-derecha de nuestra sociedad, el partido que se ocupa de los asuntos que preocupan a los ciudadanos.
El partido que tiene una verdadera alternativa de gobierno, que tiene un modelo económico para afrontar la crisis ante la que otros miran para otro lado.
Un partido moderado, en el que caben muchas sensibilidades, pero cohesionado por unos principios irrenunciables. Un partido centrado, frente a la deriva radical del socialismo de Zapatero, empeñado una y otra vez en distraer los asuntos importantes con debates estériles que enfrentan a la sociedad.
Ahora, a nuestro proyecto se suman nuevos protagonistas, gentes jóvenes, pero con enorme experiencia, a quienes el presidente ha llamado para dar un paso al frente y pasar a la primera línea.
Gente que aportará savia nueva, nuevas formas, nuevas estrategias, para defender, al final, los mismos ideales que siempre hemos defendido y que, gracias a Mariano Rajoy, seguiremos defendiendo.
Y esa es la mejor garantía para afrontar los grandes retos que tiene ante sí la sociedad española.
Porque en España las cosas no van bien. La crisis nos está afectando con especial crudeza, y observamos con estupor la absoluta falta de iniciativa del Gobierno. Y hemos visto con preocupación el Congreso Federal del PSOE, en el que de nuevo se hace de lo accesorio lo principal.
Mientras España afronta una crisis económica con unos efectos sobre el empleo que pueden ser dramáticos, los socialistas de la mano de Zapatero, una vez más, radicalizan su discurso y pretenden enfrentar a los españoles entre sí, llevándonos a debates que no están entre las prioridades de los ciudadanos.
Y en Cantabria la situación no es mejor. El empleo se resiente, el comercio minorista no vende, las familias pasan graves apuros para pagar la hipoteca y llegar a final de mes. Y por si fuera poco, estamos a la cabeza de España en inflación.
La construcción está en una situación crítica y ni siquiera el empleo en los servicios y la hostelería es capaz de absorber los desempleados del resto de los sectores.
Y ¿de qué se preocupan nuestros gobernantes regionales? Pues Revilla se preocupa de su sucesión, como si esa fuese la prioridad de los cántabros.
Y Lola Gorostiaga se preocupa de mantenerse en el cargo, y de defender la gestión de los consejeros socialistas, alguno de ellos, por cierto, pronto va a tener que sentarse en el banquillo de los acusados.
Pero lo cierto es que en Cantabria nuestro Gobierno trata de esconder su pésima gestión detrás de anuncios, todos ellos a medio-largo plazo, incapaces de convertirlos en realidad.
Nos venden un nuevo Plan de Gobernanza, cuando ni siquiera cumplieron el 50% de los compromisos que se explicitaban en el anterior, y nos venden un AVE que gracias a Zapatero ni está en marcha ni se le espera.
¿Y de las cosas importantes? De esas nada. Todavía hoy no tenemos conexión por autovía con Madrid. El AVE de verdad, el que tiene raíles y puentes, está ya en obras en Asturias, Galicia y el País Vasco. El de papel, el que no anda, ese es el que, por culpa de Revilla y Zapatero, nunca se empieza en Cantabria.
Revilla nos ha dicho, después de su visita a la ministra de Fomento, que en lo del AVE estaba trabajando para nuestros nietos. Asturianos, vascos y gallegos trabajan ya para ellos, ni siquiera para sus hijos.
¿Y la Sanidad? Ya lo sabéis: cada vez menos consultorios rurales, las listas de espera disparándose, jubilando a los mejores médicos sin tener resuelto un relevo adecuado. Procurad no poneros malucos... por la cuenta que os trae.
¿La industria?, lo mismo, sigue sin solucionarse el problema energético, sigue sin crearse suelo industrial, y las infraestructuras nunca se acaban. Eso sí, tenemos al consejero de Industria más preocupado de resolver sus problemas ante la justicia, que de resolver los problemas de los cántabros.
El gran problema de Cantabria es que la gobiernan unos socialistas devaluados. Unos socialistas que han llevado a su partido a una derrota electoral sin precedentes que les ha colocado como tercera fuerza política.
Estos socialistas, que son una minoría, tienen en sus manos, gracias a Revilla, ni más ni menos, que la industria, la educación, la sanidad, la economía y el medio ambiente de Cantabria.
Los últimos, los que menos apoyo electoral tienen, a los que los cántabros no quisieron en las urnas, gobiernan los principales asuntos de los cántabros, a cambio de dar a Revilla lo que más le gusta, que es una Presidencia que ha quedado relegada a cargo meramente representativo.
Un presidente que sólo representa, y lo hace a su manera, pero no planifica, no impulsa, no coordina la labor de sus consejeros, en definitiva, no gobierna.
Revilla ha convertido su regionalismo en un regionalismo de romería y chiste televisivo; y, lo que es peor, un regionalismo sin ninguna capacidad de reivindicación.
Por eso haga lo que haga Zapatero, Revilla lo aplaude, aunque sea el retraso en las obras, la reducción en la inversión del Estado en Cantabria, o la desaparición de 200 millones de Fondos de Cohesión, que el Estado debe a Cantabria y que nadie se atreve a reclamar desde el Gobierno.
Frente a ese regionalismo que Revilla ha convertido en folklore, nosotros, el Partido Popular de Cantabria, representamos un regionalismo de hechos, no de poses.
El proyecto del Partido Popular de Cantabria es un proyecto reivindicativo, un proyecto político que mira por las necesidades reales de esta región, por los asuntos que importan a los cántabros.
Nuestro regionalismo no es una charanga, nuestro regionalismo es luchar porque el modelo de financiación autonómica contemple las verdaderas necesidades y especiales características de nuestra tierruca.
Hacer región es garantizar una España plural, pero solidaria, donde Cantabria no sea una vez más la olvidada.
Hacer región es reclamar al Estado lo que Cantabria necesita y trabajar y luchar porque los derechos de Cantabria sean respetados.
Nuestro regionalismo es el que defiende que Cantabria debe poder competir con el resto de las regiones en igualdad de condiciones, con el mismo nivel de infraestructuras, con una sanidad como la mejor, con vivienda accesible a los ciudadanos, con un apoyo decidido a la industria y los sectores productivos.
Y ese es nuestro reto de futuro: llevar a todos los rincones de Cantabria el mensaje de que el Partido Popular es el único que puede reclamar para Cantabria lo que son derechos de los cántabros y Zapatero nos está negando.
Nosotros podemos. Revilla no puede, sus socios no le dejan. Y los socialistas de Cantabria...están a otras cosas, a sus propios intereses, que nada tienen que ver con los intereses de Cantabria.
No quiero extenderme más, pero antes de darte paso quiero manifestar nuestra gratitud.
Gracias Mariano por tu liderazgo para afrontar las dificultades que hemos vivido durante la pasada legislatura.
Gracias por la fortaleza que has mostrado y por mantener la independencia de nuestro partido.
Gracias porque has contribuido decisivamente a esa fortaleza con tu ejemplo, manteniéndote y manteniendo al partido fiel a nuestros principios contra viento y marea.
Reitero que has gozado de nuestra confianza y la sigues teniendo ahora, porque cuando las cosas se ponen difíciles, las personas dan la medida de sí mismas y tú lo has demostrado con creces.
Has ganado un capital político de liderazgo que dará sus frutos especialmente a partir de ahora.
Contigo, la gente sabe a qué atenerse y eso es fundamental cuando hay que afrontar un período de crisis como el que tenemos ahora.
Contigo siempre lo principal son los problemas que afectan a las personas y has sabido abordarlos con sentido de la responsabilidad, con coraje y sin demagogia.

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